Mientras servía como misionera y enseñaba a niños indígenas en las tierras altas occidentales de Guatemala, a finales de los años 80 la monja ursulina Diana Ortiz fue secuestrada, violada en grupo y torturada por una fuerza de seguridad guatemalteca.
El diario New York Times recuerda la tortura a la que la monja fue sometida en ese país:
Su espalda estaba picada con más de 100 quemaduras de cigarrillos. En un momento fue suspendida por las muñecas sobre un pozo abierto repleto de cuerpos de hombres, mujeres y niños, algunos de ellos decapitados, algunos de ellos aún con vida. En otro momento, la obligaron a matar a puñaladas a una mujer que también estaba cautiva. Sus secuestradores tomaron fotografías y grabaron el acto para usarlo en su contra.
Cuando el hombre que estaba a cargo de la operación paramilitar, al parecer un americano, la reconoció, ordenó su liberación y la llevó a la Embajada Americana de ese país.
Luego de haber sufrido violaciones grupales, la monja quedó embarazada, y el trauma le hizo olvidar la memoria de gran parte de su vida. Se sabe que abortó a su bebé, y aunque no se han difundido muchos detalles de este episodio, trascendió que ese acto «incrementó aún más su culpa de superviviente y su sufrimiento emocional.» Wikipedia
Cuando regresó con su familia en Nuevo México y con su orden religiosa de monjas en Kentucky, no las conocía.
Muchos años después, documentos desclasificados demostraron que las fuerzas guatemaltecas que cometieron actos de genocidio durante la guerra civil, y que habían sido equipadas y entrenadas por Estados Unidos.
Por esta causa Ortiz recibió una indemnización de 5 millones de dólares.
El pasado viernes 19 de agosto, a la edad de 62 años, murió en hogar para religiosas en Washington.
¡Dios tenga misericordia de su alma y le conceda el descanso eterno!
Fuente: Dianna Ortiz, American Nun Tortured in Guatemala, Dies at 62 – The New York Times