A pesar de que los medios masivos de comunicación no han perdido tiempo para instrumentalizar la masacrede de Nueva Zelanda, acorde a su agenda política, al observar el manifiesto de 73 páginas publicado por el asesino, se evidencia que su perfil no coincide con el de un supremacista blanco sino más bien el de un ecologista radical.
La síntesis de la motivación que lo llevó a cometer la masacre, según su propia escrito, habría sido el de salvar el planeta de algunos seres humanos que lo están arruinando.
Su falta de identidad con cualquier nación, ya sea Nueva Zelanda o cualquier otra país, hace imposible calificarlo como un «nacionalista».
Temía que el mundo llegara a los 100 millones de habitantes
La razón por las cuales escogió a sus víctimas, según confiesa en su manifiesto, no fue la raza ni el color de la piel ni la creencia religiosa, sino por las tasas de fertilidad.
«¿Por qué enfocarse en la inmigración y en las tasas de fertilidad, cuando el cambio climático es una cuestión tan importante?…Porque son el mismo problema. El medio ambiente está siendo destruido por la sobrepoblación. Los europeos son una comunidad que no está sobrepoblando el mundo. Los invasores son los que lo están haciéndo. Acaba con los invasores, acaba con la sobrepoblación y así salvarás el mundo», dijo en el escrito que difundió en redes antes de la masacre.
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Admiración por la izquierda totalitaria
Su admiración por China radica en buena parte, en que ha sido el único país que ha implementado una de las recomendaciones de los demógrafos radicales de izquierda: la imposición de cuotas de nacimiento.
Siguiendo el típico discurso progresista, Tarrant se queja de que el capitalismo está destruyendo el planeta, de que los combustibles fósiles están generando el calentamiento global, y apoya una prohibición total de las armas de fuego.
De hecho explicó que las usaba únicamente para provocar que los políticos las prohíban.
Como cualquier entusiasta de la izquierda, el terrorista detestaba el conservatismo por ser aliado de las empresas, llamaba a los trabajadores a apoderarsede los medios de producción y a imponer un nacionalismo verde para detener la destrucción del medio ambiente y la urbanización descontrolada.
Por supuesto que ningún partido de izquierda democrática promueve este tipo de masacres, y que la única responsable de las muertes es la mente desequilibrada de su autor.
Pero si hay alguna ideología que lo inspirió, está bastante lejos de la derecha y más bien cerca del ecologismo radical.
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