La escasa actividad que muestra la cuenta de Twitter de la magistrada del Tribunal de Cali, María Nancy García, quien acaba de calificar como «ofensiva» toda expresión de la fe católica que haga Iván Duque a título personal, es suficiente para dejar en evidencia las inclinaciones políticas e ideológicas de esta activista judicial.
Lo primero que llama la atención es la contradicción personal de la magistrada, pues a pesar de que en la sentencia afirma que
«A las autoridades públicas les está prohibido realizar conductas que constituyen un favorecimiento a una confesión o iglesias»
Luego de haberse posesionado como magistrada del Tribunal de Cali en junio de 2018, ha publicado en su cuenta personal 3 trinos del Papa Francisco:
Como suele suceder con los activistas de izquierda, exigen a los demás lo que no están dispuestos a cumplir ellos mismos.
«Por sus trinos los conoceréis», publicó la magistrada. Pues esto dicen de la magistrada sus trinos:
En los 21 trinos que la magistrada ha publicado durante 2020, seis (6) son críticas al gobierno de Duque, 11 haciendo eco a funcionarios de Santos y a reconocidos antiuribistas como Daniel Coronel, Daniel Samper y León Valencia, y apenas cuatro (4) no tienen ninguna relevancia política.
Otros re-trinos de la magistrada son ataques personales y acusaciones radicales contra Duque y su gobierno:
El 90% de los 436 trinos que la Magistrada García ha publicado desde 2010 tienen contenido político. Ideológicamente podría decirse que su cuenta es una «caja de resonancia» de la «ecósfera antiuribista»:
De modo que si a la magistrada se le aplica el principio que ella misma publicó en su cuenta, según el cual «por sus trinos los conoceréis», podría decirse sin lugar a dudas que la magistrada que firmó la tutela contra Duque tiene una marcada posición personal contra el uribismo y contra el actual gobierno, de modo que es difícil pensar que en materia política haya tenido la «neutralidad» que ahora le exige al presidente en materia de fe y conciencia.
Pero la cuestión real y de fondo es: qué tipo de justicia podemos esperar cuando ese activismo político se ve como normal en nuestra rama judicial, donde un buen número de jueces y magistrados padecen de un marcado sesgo político contra Uribe y el movimiento que le acompaña.