Actualidad Opinión

Los cuatro gatos de la oposición a Petro

Cd oposicion
Escrito por Santiago Quijano

Se daba por hecho que el bipartidismo arraigado junto a un ethos cristiano entre las clases populares eran suficiente garantía para evitar la Revolución marxista en Colombia. Pero la trasformación cultural fue tan vertiginosa en los últimos cuarenta años, que de repente apareció una sociedad post-cristiana  y completamente desafecta a la “clase política” o dicho mejor, a un mediocre intento de democracia liberal; al fracaso de 1991.

De ese frustrado caldo electoral, la mitad votó por un caudillo adornado con todos los dones del gran revolucionario hispanoamericano; guerrillero, terrorista, marxista, populista…etc, y la otra mitad votó por cualquier cosa que no fuera él, así ello implicara votar por el cadáver insepulto de un chiflado. Por pocos sufragios ganó el revolucionario marxista y perdió el chiflado.

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Y aunque el 19 de junio de 2022 quedó claro que el país nacional está dividido en dos, el 20 de julio se hizo evidente que el país político se encuentra unido en torno a Gustavo Petro. Pocas veces en la historia se había evidenciado semejante descuadre entre la opinión nacional y el establecimiento político que supuestamente la representa. Más allá de la izquierda radical y moderada, desde el Partido Liberal de la apertura económica de los noventa hasta el Partido Conservador de Caro y Ospina, todos, pasando por la doctora Dilian, apoyan al gobierno entrante. Es la Revolución marxista jalonada por el establecimiento político tradicional ¡caso inédito en la historia de las revoluciones!

En Venezuela y Nicaragua, por poner dos ejemplos cercanos y recientes, el primer reto del gobierno marxista fue exterminar una robusta oposición que dio una batalla difícil en la Asamblea Nacional o Congreso. En nuestro caso la Revolución llegó con mayorías amplias y suficientes. Quedan por ahí, como debajo de la mesa en medio de una fiesta a la que no fueron invitados, cuatro gatos del Centro Democrático y quizás uno o dos de las fuerzas cristianas.

De pronto un puñado de parlamentarios como Paloma Valencia y Maria Fernanda Cabal, Andrés Forero o Miguel Uribe terminaron representando una vocería infinitamente mayor a la votación real que ellos obtuvieron en las urnas. Y si las aguas de German Vargas se vuelven más tibias que tórridas, estos cuatro gatos terminarán por convertirse en un “batallón suicida” que no veíamos desde la Asamblea Constituyente de la dictadura del General Rojas. ¡Valiente reto el de estos cuatro gatos!

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