Ana McClain habría cometido un delito de suplantación de identidad relacionado con su expareja, en medio de la pelea por la custodia del niño que criaban juntas.
Summer Worden, su compañera sentimental y agente de inteligencia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, denunció que desde la Estación Espacial la astronauta ingresó (hackeó) su cuenta bancaria, a pesar de que no conocía la contraseña.
Se dio cuenta durante su proceso de divorcio que Ana tenía en su poder una cantidad de información que era privada, y que no habría poder conocido de no tener acceso a su cuenta bancaria.
La astronauta dijo no haber hecho nada malo, pues “sólo quería estar segura de que tenían suficiente dinero para pagar sus cuentas y cuidar Briggs” el hijo de su compañera que criaban juntas.
Ambas mujeres se encontraban en medio de una amarga pelea por su separación y los derechos parentales de Briggs, de 4 años.
La NASA acaba de lanzar una investigación de control interno sobre el asunto, y devolvió a Ana a la Tierra, supuestamente por un problema con las tallas de los uniformes.
Ana era una de las protagonistas de la primera caminata espacial de mujeres y había sido objeto de una campaña promocional de la NASA, sobre la importancia del equilibrio para las mujeres entre el trabajo y la vida familiar.
El niño fue concebido a través de inseminación artificial en un vientre alquilado, y nació 6 meses antes de que la pareja se conociera.
A pesar de que desde 2014 tenían una unión bajo la figura del denominado “matrimonio homosexual”, Worden se había negado a la adopción de su hijo por parte de su pareja lésbica, por lo que a principios de 2018 Ana presentó una demanda para tener acceso a los derechos parentales sobre el niño.
Luego de que Ana utilizara al niño para la sesión de fotos de la NASA presentándolo como su hijo, la señora Worden exigió que las fotos fueran retiradas debido a que ella era la única figura paterna.