Luego de semanas de críticas y protestas por parte de creyentes frente al cierre total de los centros de culto en algunas regiones de Estados Unidos, como parte de las medidas de prevención frente al coronavirus, el presidente Trump decidió terciar en la polémica, y dio hoy viernes un ultimátum a todos los gobernadores para que se abran los templos, mezquitas y sinagogas este fin de semana, el cual coincide con la fiesta católica de la Ascensión del Señor.
De no hacerlo, el presidente ha advertido que usará su poder presidencial para dar la orden directamente, pasando por encima de las competencias que tienen los gobernadores.
Este episodio se da luego de una intensa batalla librada tanto en las calles, como en templos y estrados judiciales, con protestas callejeras, actos de desobediencia civil, en especial por parte de pastores protestantes, que en general han terminado del lado de los creyentes gracias a decisiones judiciales que han revocando las sanciones impuestas sobre los pastores desobedientes, reafirmando el derecho fundamental al culto y a la reunión, que no puede ser restringido de forma tan radical y absoluta.
Varios fieles en las redes sociales y líderes de opinión como Tucker Carlson y Laura Ingraham, han señalando la ironía de que a otros establecimientos como las licorerías se les permita abrir y recibir clientes con medidas de precaución, argumentando la necesidad de proteger la salud mental de los alcohólicos, como lo hizo recientemente en Fox News el Gobernador de Nueva Jersey, al tiempo que indicó que no había estudios científicos que justificaran la apertura de templos por cuestiones de “salud mental”.