Luego de los excelentes resultados en las elecciones municipales del pasado domingo para la coalición de partidos conservadores de Chile (Chile Vamos), en las que le arrebataron a la izquierda (Nueva Mayoría) ciudades emblemáticas como Santiago, la capital del país, todo parece indicar que en 2018 retornará al gobierno de ese país un presidente conservador, muy posiblemente Sebastián Piñera, el expresidente del partido Renovación Nacional que gobernó el país entre 2010 y 2014, destacándose entre otras cosas por haberse declarado partidario de proteger la vida «desde la concepción».
Este resultado parece especialmente probable no sólo por el pésimo desempeño de la coalición gobernante en las urnas, sino por sus divisiones internas, lo cual ha hecho que no tengan un candidato claro para las elecciones del próximo año, y que el principal partido de esa coalición, la Democracia Cristiana, haya decidido lanzar un candidato propio, mientras que el favorito entre los dirigentes del resto de la coalición izquierdista denominada Nueva Mayoría, el ex presidente Lagos, cada vez pierde más fuelle entre los electores.
Si a estos resultados positivos en Chile, se le suma el triunfo de la derecha el pasado 2 de octubre en las elecciones regionales de Brasil, en la que se destacó el cuatro veces gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, en cabeza de su partido de línea conservadora PSDB, en las elecciones regionales del pasado 2 de octubre, no sería descabellado pensar que en 2018 habrá una mayoría política conservadora en América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Colombia y hasta Venezuela – si Maduro no termina de dar su golpe de Estado -), lo que permitiría soñar con reformas pro vida y profamilia, tanto a nivel interno como en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos de la OEA, que cada vez se posiciona como la mayor amenaza para la cultura de la vida en nuestros países.
Igualmente, se podría plantear una relación más sana entre el poder político y la religión católica, mayoritaria en nuestras sociedades, y que ha sido duramente perseguida por el laicismo ateo de corte masónico.
Europa gira hacia la derecha
El establecimiento político europeo está ansioso ante la posibilidad de que partidos de derecha triunfen en países como Alemania, Holanda y Francia en los próximos 12 meses, sumándose al gobierno conservador de Theresa May en Inglaterra, quien en su discurso de posesión no sólo dijo que promovería la escuelas creyentes o de fe, sino también que «El elenco de la exclusión se ha ido ampliando en las sociedades occidentales, desde los que no pueden llegar a fin de mes o pagar la hipoteca a los que, simplemente, no están de acuerdo con que unos pocos decidan qué ideas sobre sexualidad y la familia hay que transmitir en la escuela o cuando es lícito acabar con una vida humana«.
Esto llevó a que el diario inglés Daily Mail lanzara una «advertencia» ante la posibilidad de que las principales economías europeas sean lideradas por movimientos políticos de derecha, durante el próximo año.
Buena parte de los movimientos clasificados como de «extrema» derecha comparten su rechazo a la ideología de género, lo cual anticipa grandes batallas políticas, tanto en Europa como en América Latina, para liberar a sus países de los excesos ideológicos del feminismo.