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La hipocresía de la Corte y de Duque en la reglamentación del aborto

Escrito por Redacción R+F

Aunque a muchos les cueste creer, la reglamentación propuesta por el Ministerio de Salud, que no es otra cosa que una recopilación de normas redactadas por la misma Corte Constitucional en varias sentencias de tutela, desconoce el eje argumental de la Sentencia C-355 de 2006, a través de la cual se despenalizó el aborto en Colombia.

En ese entonces, la Corte afirmó que el Estado tiene un deber de protección de la vida en gestación, que le exigía desarrollar normas para prohibir que el Estado o terceros (médico y la madre) intervenieran (con el aborto) en la vida que se está gestando (página 215 de la sentencia).

Incluso afirmó que al legislador le corresponde tomar medidas que garanticen que la protección a la vida en gestación sea “efectiva”, para lo cual dispone de un “amplio margen de configuración de la política pública en relación con el aborto” (página 229 de la sentencia).

Sin embargo, jamás la Corte Constitucional ha dedicado un renglón de sus prolíficas sentencias para reconocer el valor que tiene la vida en gestación, y exigir que la aplicación del aborto sea efectivamente excepcional.

Por el contrario ha ampliado al infinito la aplicación de este inhumano procedimiento quirúrgico, muchas veces amparando verdaderos infanticidios (como en el caso de la T-388 de Santa Marta), e incontables fraudes procesales en los que claramente no existía prueba para soportar alguno de las amplísimos supuestos de despenalización.

Ahora, el Ministerio de Salud está presto para hacer el círculo cuadrado (reglamentar una sentencia cuando sólo puede hacerlo con leyes), todo porque el tirano así lo manda.

Total desprecio por la vida de los bebés en gestación ha impuesto con sus sentencias, la para nada honorable Corte Constitucional colombiana.

Y lo hace de una manera que no sólo exhibe un total desprecio por la vida de un bebé en gestación, sino que pretende borrar la conciencia moral del personal médico (la información a la solicitante del aborto “en ningún caso puede contener consideraciones personales, religiosas o axiológicas de los profesionales de salud”, además de exigirles en relación con la objeción de conciencia, la condición de ser garantes del homicidio que objetan) y trata como criminales a quienes intenten ofrecer alternativas para salvar la vida del bebé (cualquier forma de coacción o presión en contra de la persona en la toma de la decisión…deberá ser informado ante las autoridades competentes para su investigación, esto es, y según sea el caso, ante las oficinas de control interno disciplinario, la Procuraduría Genera de la Nación, los tribunales de ética, la Policía Nacional o la Fiscalía Genera de la Nación).

Algo digno únicamente de un estado totalitario, que reclama soberanía sobre la conciencia moral de los ciudadanos, al tiempo que crea su propio código moral oficial.

Lo anterior es evidencia, que la supuesta “ponderación” que invocó la Corte Constitucional a la hora de despenalizar el aborto, y la excepcionalidad de los casos en que se autorizó, fue desde el principio una decisión política encubierta en un ropaje jurídico, tan denso como anodino (insustancial)

El catolicismo “pilatos” de Iván Duque

“Yo soy provida”, pero adelante con el aborto, dice el Pilatos moderno ante las órdenes de la Corte Constitucional.

En reiteradas ocasiones el presidente Duque hizo gala de su fe y su identidad provida, durante su campaña presidencial.

Hay que reconocerle que siempre dijo que era “institucionalista”, en el sentido que sus “convicciones” no afectarían sus decisiones como mandatario, ya que al mejor estilo del eficiente funcionario Nazi Adolf Eichman, está dispuesto a cumplir cualquier orden que le dé la Corte, por cruel e inmoral que sea.

Pero esa argumentación no lo salvará de la condena moral y social que le corresponde, como no salvó a Eichman decir que cumplía con las órdenes del Führer, ni a Pilatos de su famosa fórmula: “Soy inocente de la sangre de este justo”, antes de dar vía libre a la crucifixión de Jesucristo.

La ley no legitima lo inmoral, menos algo tan grave como ser partícipe en la muerte de miles o millones de inocentes.

Si es católico, o tiene algún católico a su alrededor, debería saber que la ley inicua no obliga, y que si la obedece a conciencia (siendo provida y católico reconoce que sabe la maldada de esa práctica), la responsabilidad será suya y no podrá excusarla en nadie más.

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2 Comments

  • Ivan Duque es proaborto, pro lgtb etc y eso se sabía antes de las elecciones y los católicos lo sabían cuando lo votaron. Y el voto fue consciente. lo hicieron por el supuesto de que Colombia caería en el comunismo. Esos católicos, entre otros, tradicionales. son unos hipócritas. Ahora que no se sientan ofendidos porque duque hace lo que ellos apoyaron en el momento de elegirlo.

    • Duque engañó a algunos protestantes que lo apoyaron, a solicitud de Duque, como Colombia Justa y Libres o Mira, quienes lo apoyaron en la consulta. La mayoría de católicos tradicionales apoyaron a Ordóñez, pero una vez en la primera y segunda vuelta nadie se engañó, votó por él a pesar de que sería como terminó siendo. ¿Acaso votar en blanco o abstenerse habría logrado un mejor resultado?