Por Christiane Waked.
En su libro “La elección de la voluntad”, San Agustín examina el problema de la elección no sólo en relación al bien, sino también, y más problemáticamente, en relación al mal.
Dios nunca quiso que los humanos fueran esclavos, nos dio libre albedrío para decidir sobre nuestras acciones si son buenas o malas. También nos dio la opción de creer en su existencia o no.
La fe, por definición, es una fuerte creencia en las doctrinas de una religión, basada en la convicción espiritual más que en la prueba. También es completa confianza o confianza en alguien o algo. Sin convicción no hay fe, la razón juega un papel importante en la fe, es la mente quien decide creer.
El elemento de riesgo en la fe como libre elección cognitiva fue enfatizado, con exclusión de todo lo demás, por el teólogo y filósofo danés Soren Kierkegaard en su idea del acto de fe. Creía que sin riesgo no hay fe, y que a mayor riesgo mayor fe.
En todo el mundo y en muchos países, los cristianos fueron atacados y asesinados a causa de su fe. Uno podría preguntarse por qué tomaron la decisión de mantener su fe sabiendo que perderían la vida. La respuesta es que eligieron creer en algo más grande que ellos, eligieron creer que hay vida después de la muerte y que Cristo vino a la tierra para salvarlos.
De donde viene la fe, según la biblia, en Romanos Romanos 10:17: “La fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo”. Jesús nos enseñó que nada es imposible con fe.
En los evangelios de Mateo, Jesús dijo: “De cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, podréis decir a este monte: Pásate de aquí allá, y se moverá. Nada será imposible para ti.”
Para algunas personas, esta escritura no tendrá ningún sentido porque no creen en cosas que no pueden ver ni tocar. Sus convicciones llegan a través de los sentidos. Para los creyentes, construyen toda su vida alrededor de esta escritura porque decidieron poner su fe en Dios. En ambos casos, Jesús nos pidió que no juzguemos a nadie. Mateo 7: “No juzgues, o tú también serás juzgado. Porque de la misma manera que juzgáis a los demás, seréis juzgados, y con la medida con que midáis, se os medirá. “¿Por qué miras la aserrín en el ojo de tu hermano y no prestas atención a la viga en tu propio ojo?”
La elección es importante y la fe es una elección y no creer también es una elección.
Personalmente, al crecer en Beirut durante la guerra y ver atrocidades, tenía todas las razones para no creer en Dios. Comprendí rápidamente que la fealdad en este mundo proviene de las malas decisiones de los hombres.
Creo que Dios es perfecto y que ningún daño puede venir de la fuente del amor. Creo que Dios nos amó tanto que envió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Todo lo que ofrece este mundo es una falsa gloria, el único significado real proviene de la fuente de la creación, Dios.