Con la ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, la Iglesia católica de Colombia invita a todos los fieles a rezar por el país el próximo domingo 17 de noviembre, teniendo presente la jornada de paro nacional convocada para el próximo 21 de este mes.
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Diferentes diócesis del país se encuentran evaluando los riesgos de seguridad que pueden correr sus templos en las principales ciudades, y el próximo lunes definirán que templos cancelarán sus celebraciones litúrgicas, tanto por la seguridad de los fieles como para preservar la integridad de los lugares santos.
Con seguridad los obispos tienen presente los actos de violencia anticatólica que están ocurriendo en Chile, con ocasión de convocatorias de la extrema izquierda similares a que se está haciendo en nuestro país para el próximo 21 de noviembre.
El origen de las movilizaciones según Monseñor Urbina
Como se ha vuelto costumbre en los últimos años, en esta ocasión los obispos también expresaron su solidaridad con la convocatoria realizada por la izquierda, legitimando las movilizaciones convocadas por los sindicatos y las organizaciones marxistas.
Según Monseñor Oscar Urbina, el origen de las manifestaciones está en la corrupción, la inequidad social y el desempleo, así como a problemas de alimentación, salud y educación.
Sin embargo, en las últimas semanas los medios de comunicación han registrado distintos pronunciamientos nacionales e internacionales en los que líderes estudiantiles, analistas y gobernantes, reconocen la intencionalidad política desestabilizadora de las movilizaciones que recorren América Latina, apoyadas en buena medida desde el Foro de Sao Paulo, con el fin de promover una agenda política de izquierda, radicalmente anticristiana.
Con esta declaración, la Conferencia Episcopal puede terminar animando una movilización que muy posiblemente, desde su origen, tiene planeado hacer el mayor daño posible al bien común, ciudadanos de bien y a la fe católica del país.