El papa Francisco el pasado 13 de febrero recibió en el Vaticano al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 8 años y 10 meses de prisión por corrupción, y quien se encuentra bajo libertad condicional gracias a una reducción en su condena que inicialmente era de 12 años.
Le agradezco su gesto de venir, se lo agradezco mucho, y estoy contento de poder verlo caminando por la calle
Francisco
Lula tiene dos condenas por corrupción y lavado de dinero, al tiempo que hay otras siete investigaciones más avanzando en su contra.
En un video del encuentro Lula le dice al Papa que acudió al Vaticano para “agradecer y hablar un poco sobre el tema de las desigualdades”, pero también sobre las conquistas sociales y el cuidado del medioambiente, y valoró sus llamamientos “en un momento delicado”.
El momento hace referencia al pasado mes de mayo, cuando Francisco le envió una cariñosa carta de su puño y letra a Lula, cuando aún estaba en la cárcel afirmando que «muchos buenos han sido perseguidos -empezando por el propio Cristo-«, pidiéndole oraciones y asegurándole que “la verdad saldrá a la luz”.
Según el portal Aciprensa, «la noticia de la visita de Lula da Silva al Papa en el Vaticano generó polémica en Brasil ya que, debido al viaje, el expresidente faltó a una audiencia pública en un proceso en el que es acusado de corrupción pasiva».
La reunión con el Papa se produjo por la intermediación del presidente argentino, Alberto Fernández, que visitó el Vaticano el pasado 31 de enero, según informó el marxista Partido de los Trabajadores brasileño, de la cual Lula es su máximo líder.
