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Negar que el coronavirus pueda ser un castigo de Dios, es una deformación teológica liberal, explica el P. Fortea

En referencia a los obispos y sacerdotes que se indignan con quienes afirman que esta pandemia pueda ser un “castigo de Dios”, explica que esta deformación liberal proviene de la idea según la cual Dios es tan misericordioso que “se olvidan de decirle a la gente vete y no peques más”.

Según estos teólogos desviados, nuestros pecados son pequeñas cosas en las que Dios no se fija, ni tampoco importa que haya tantos que abiertamente contradicen los mandamientos de la Biblia. Lo único de lo que hablan y supuestamente importa es la bondad y el amor de Cristo en general.

Lo grave es que estos sacerdotes modernistas han tomado el mando de seminarios y de diócesis y han sido terribles, unos dictadores sin misericordia contra los párrocos con fama de santidad y que defienden la sana doctrina.

Parece que se imaginan que Jesús dijo “no hace falta que te arranques el ojo, que el resultado es el mismo, te lo arranques o no”;  cuando en realidad dijo “más vale que te lo arranques” antes que ser arrojado completo al infierno.

En Mateo 24, cuando Jesús habla sobre el castigo que iba a caer sobre Israel dijo “Ay de aquellas que estén en cinta y cuidando niños en aquellos días”,  y sigue, “rogad para que vuestra huida no sea en invierno o en sábado”.

Es decir, Dios reconoce que tiene la potestad para decidir el tiempo en que sucedería esas cosas, y dependiendo de Su Voluntad sus hijos sufrirían más o podrían ahorrarse algunos de esos sufrimientos

También anunció Jesús en los Evangelios que “en aquel tiempo habrá un gran sufrimiento, como no lo ha habido desde el comienzo del mundo y no lo habrá. Y si esos días no fueran acortados ninguno se salvaría”.

Es decir, un sufrimiento que puede ser acortado y es Dios quien decide si lo acorta o no. 

“Pero a causa de los elegidos, aquellos días serán acortados”, dice el Señor, haciendo referencia a la destrucción del pueblo de Israel.

Y a quienes todavía creen que Dios no quiere que las personas tengan ningún sufrimiento, el Padre Fortea les recuerda lo escrito en el Nuevo Testamento:

Entonces escuché una voz alta voz que venía del templo, diciendo a los que venía diciendo a los siete ángeles:  id y derramad sobre la Tierra las siete copas del a ira de Dios”, recuerda el Padre Fortea, haciendo énfasis en que no se trata del Antiguo Testamento, sino de una revelación que le hace Jesús a San Juan.

– Apocalipsis 16

Al ver las desgracias que en este momento caen sobre justos e injustos,  es acorde a las escrituras pensar que puede ser un castigo, y los teólogos liberales intentan que los que todavía creen pueda volverse a Dios con una conversión más profunda al intentar bloquear esa comprensión auténtica de las escrituras.

Fortea concluye que vendrá la persecución contra quienes recuerden el verdadero sentido de las Sagradas Escrituras, por eso debemos leerlas directamente y entenderlas, que no están hechas para grandes exégetas, sino para las personas corrientes.

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