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Este estimulante trabajo revela hallazgos científicos del siglo XX que sugieren la existencia de un plan inteligente y un orden cósmico prefigurado, apuntando hacia la existencia de Dios.
Los autores presentan una cadena de indicaciones que describen como “evidencia”, que respalda la existencia de Dios.
Con 300.000 copias vendidas en Francia, la popularidad de este libro puede verse como un testimonio de la discusión en curso sobre la existencia de Dios.
El mensaje del libro es claro: Dios existe y es el creador del universo. Según los autores, las pruebas innegables de la ciencia hacen imposible que Dios no exista. Si bien la ciencia y la fe pueden parecer caminos separados, los autores argumentan que cada avance científico desde 1900 ha apuntado hacia la existencia de Dios.
¿Y de los atributos de Dios, qué puede decirnos la ciencia?
Nada puede la ciencia decir de Dios… ¡salvo que existe! La filosofía sí le atribuye eternidad, omnisciencia y omnipotencia.
La filosofía, otra vía de conocimiento.
“Nada nace de la nada”, formuló Pitágoras… Ya apuntaba, pues, a un creador.
Anticipó a evangelistas y apóstoles.
“Dios nos ha creado para que le busquemos”, escribiría el apóstol Pablo.
¿Y cómo encaja aquí Jesús?
Jesús es el mayor enigma de todos los tiempos. Hizo milagros. ¡Y el milagro es imposible si Dios no existe! El milagro muestra a Dios: ¡lo es que la muerte de Jesús determine el calendario del mundo!
– Extracto de la entrevista de La Vanguardia a Michel-Yves Bolloré
Uno de los descubrimientos científicos clave tratados en el libro es la teoría del Big Bang, que fue probada en 1964. Esta teoría, junto con el concepto de la eventual muerte térmica del universo, apoya la idea de un universo creado con un comienzo y un final definidos. Adicionalmente, los autores destacan el concepto de ajuste fino, que se refiere a los parámetros precisos requeridos para la existencia del universo. Incluso la más mínima variación en estos parámetros haría que el universo no existiera, lo que sugiere un diseño deliberado.
A pesar de los argumentos presentados por los materialistas que atribuyen la existencia del universo al azar, los autores enfatizan la probabilidad increíblemente baja de tales ocurrencias fortuitas. Argumentan que los materialistas a menudo recurren a la idea de un multiverso para evitar reconocer la existencia de Dios, pero sin ninguna evidencia concreta que apoye esta noción.
Además, los autores discuten el salto de la materia inerte a la complejidad de los organismos vivos, haciendo hincapié en la gran diferencia entre el ADN e incluso los mejores microchips. Argumentan que sin Dios, sería equivalente a agitar una sopa y esperar que aparezca un iPhone.
A lo largo de la historia, muchos científicos han lidiado con el concepto de Dios. Los autores mencionan a Albert Einstein, quien creía en una causa del universo pero no necesariamente en un Dios unipersonal. Sugieren que Dios se puede entender a través de varios lentes, como un ingeniero, arquitecto, matemático o artista.
El libro también aborda la persecución a la que se enfrentan los científicos que aceptaron la teoría del Big Bang frente a las ideologías materialistas. Al igual que los primeros cristianos, Copérnico y Galileo se enfrentaron a la oposición, los científicos que desafiaron el materialismo también fueron víctimas de persecución.
¿Qué científico del siglo XX diría que nos ha acercado más a Dios?
Para el materialismo, el universo era eterno. Y docenas de científicos fueron confinados y ejecutados por Hitler, Stalin y Mao por aceptar el big bang . Un amigo de Einstein, el matemático Gödel, concluyó diciendo: “El materialismo es falso”.
¿Mártires de la ciencia en el siglo XX?
Pues sí, tanto como los cristianos del siglo I, o Copérnico o Galileo: víctimas de inquisidores… en este caso, materialistas.
Extracto de la entrevista de La Vanguardia a Michel-Yves Bolloré
Fuente: “Es imposible científicamente que Dios no exista”
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