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Entrevista a Diana Jiménez, vocera de Control Social Ciudadano por la Educación de Nuestros Hijos

Diana Jiménez, vocera de Control Social Ciudadano por la Educación de Nuestros Hijos.
Escrito por Gabriel Pinedo

Razón+Fe consiguió una entrevista exclusiva con Diana Jiménez, activista boliviana provida y profamilia que representa a una agrupación que aspira a proteger a los niños y jóvenes en su país.

Bolivia vive actualmente gobernada por el Movimiento Al Socialismo (MAS), partido político que en enero de 2023 anunció reformas radicales al programa de contenidos educativos escolares, con mucho más progresismo e ideología de género que antes, lo cual generó enorme resistencia en profesores y padres de familia.

En este contexto, surgió un grupo llamado Control Social Ciudadano por la Educación de Nuestros Hijos, que unió a los padres de familia de diversas regiones del país para vigilar las acciones del gobierno que perjudiquen a los niños y jóvenes. El grupo cuenta con página de Facebook y cuenta de TikTok.

La vocera de este movimiento es Diana Jiménez, de 38 años de edad, casada por la Iglesia Católica y con tres hijos.

En su juventud, Jiménez condujo un programa televisivo durante unos seis años y ejercía el periodismo. Después de terminar la secundaria, estudió computación y se trasladó a Salta (Argentina), donde se licenció en Análisis de Sistemas.

Ella estudió también dos años la carrera de Comunicación Social y, por problemas económicos, tuvo que regresar a Bolivia, donde comenzó a estudiar Ingeniería de Sistemas. Luego de tener a sus hijos, interrumpió sus estudios y se dedicó a la maternidad y a la investigación independiente.

Jiménez lleva 7 años investigando y estudiando asuntos de interés para la sociedad civil, como la democratización de la familia, la hipersexualización de los niños por medio de la Educación Sexual Integral (ESI) y el avance del progresismo mediante las leyes.

A continuación, la entrevista.

R+F: ¿En qué consiste el movimiento Control Social Ciudadano por la Educación de Nuestros Hijos?

D. J.: Es un movimiento conformado por padres de familia y ciudadanos de buena fe, que defiende la inocencia de los niños, la patria potestad —que es la autoridad que tienen los padres sobre los hijos— y la objeción de conciencia.

R+F: ¿Qué es lo que denuncian específicamente?

D. J.: En este momento, estamos denunciando el adoctrinamiento que se viene implementando a través del sistema educativo. Tenemos una malla curricular que está totalmente ideologizada y que, lo que hace es enseñarles a los niños a ponerse en contra de los padres. Esta es una enseñanza que, según el Código Niño, Niña, Adolescente, está prohibida, porque la enseñanza educativa no puede fomentar la rebeldía de los hijos en contra de los padres.

Además, estamos denunciando cómo se están avasallando el derecho a la vida por medio también de la malla curricular y cómo están tratando de silenciar a todas las personas que trabajan dentro del sistema de salud, que están en contra de este supuesto derecho al aborto. Progresivamente, lo que se va a ir haciendo es obligar a los médicos a realizar los abortos, aunque estos, por sus creencias o por decisiones personales, no quieran hacerlo.

R+F: ¿Cuándo, dónde y cómo surgió el movimiento?

D. J.: Surgió el año 2022, más o menos en diciembre, cuando nos dimos cuenta de que teníamos que tener una agrupación de padres de familia para detener el avance del progresismo. Surgió por la unión de los padres de familia.

Gracias a que sufrí la Educación Sexual Integral en Argentina, pude llegar hasta la plataforma de la ola celeste primero, y ahí conocer muchas personas que estaban luchando por la vida. Después, llegué a la Plataforma de la Vida y la Familia y ahí conté mi historia sobre la Educación Sexual Integral. Ahí obtuve el asesoramiento de quienes conformaban la Plataforma por la Vida y la Familia, quienes me comentan que lo que necesitábamos era un movimiento de padres, la unión de ellos para poder velar por nuestros derechos.

Es así que empiezo a buscar uno por uno, como si fuera conversión, puerta por puerta. Empiezo a contactarme con las personas que veo que son activistas, y es así que llegamos a conformar el Control Social Ciudadano a nivel nacional. Este Control Social se autosustenta: es un movimiento que únicamente busca la defensa de nuestros derechos.

R+F: ¿El movimiento sostiene algún credo religioso particular?

D. J.: No, este movimiento es aconfesional y es apolítico. Cualquier persona que quiera defender la inocencia de los niños, la autoridad de los padres sobre los hijos y la objeción de conciencia puede ser parte del Control Social Ciudadano por la Educación de Nuestros Hijos.

R+F: ¿Qué actividades han realizado hasta ahora y cómo les fue con ellas?

D. J.: Hemos hecho marchas a nivel nacional en contra de la currícula ideologizada. Hemos alertado a muchos padres de familia sobre el peligro de la Educación Sexual Integral que hipersexualiza a los niños y los induce a la ideología de género, que eso lleva a los pequeños a desconocer su ser biológico y pensar que ellos pueden ser lo que quieran ser y así dar paso a un movimiento que lo que hace es lucrar con nuestros hijos por medio de la hormonización, cirugías de cambio de sexo, etc.

Además, hemos participado del proyecto de ley de la malla curricular regionalizada, donde pudimos hacer una intervención como representante del Control Social Santa Cruz y exponer cuáles son las verdaderas intenciones de la Educación Sexual Integral. Además, pudimos participar del Proyecto de Ley por la Vida y la Familia, en donde, mientras analizábamos ese proyecto, lo corregíamos.

Logramos que se detenga que se ponga en esta ley la disciplina positiva como una imposición a los padres sobre la forma de educar a nuestros hijos. La disciplina positiva es una ley que ya se ha aplicado en otros países y que criminaliza la educación tradicional y permite al sistema de defensa de los niños apoderarse de los menores y así extraerlos de su familia natural y ubicarlos en otras familias.

Una vez que los niños son ubicados, uno no puede saber nunca más dónde están sus hijos. Entonces, ese ha sido un gran avance del Control Social Ciudadano por la Educación de Nuestros Hijos. Somos la resistencia más pura que hay en Bolivia, porque somos ciudadanos de pie; somos padres de familia que estamos luchando por nuestros niños.

R+F: ¿Qué pasos podría seguir el gobierno si no se hace algo al respecto?

D. J.: Si los padres nos quedamos sin tomar acciones, estas políticas progresistas van a ir avanzando tanto, hasta el punto en el que los padres no puedan decir absolutamente nada sobre la educación de los niños, y su única función sea alimentarlos y darles un techo. Nos van a quitar por completo el derecho a educarlos, y ese derecho se lo va a apropiar el Estado.

Ahora, el Estado se está tomando la representatividad de los derechos del niño, y vemos, por ejemplo, en Chile, cómo la defensoría de menores ya no defiende los derechos de los niños como nosotros los conocemos, sino que está defendiendo ahora los derechos de los supuestos niños trans. Los niños trans son, según estas políticas progresistas, los niños que nacen con la disforia de género. La disforia de género es una enfermedad que lleva a desconocer el cuerpo biológico con el que el niño nace.

Entonces, si los padres de familia no tenemos una unión sólida, estas ideologías van a ir avanzando y van a destruir por completo a la familia. Y lo que van a hacer es pervertir a nuestros niños.

R+F: ¿De qué organizaciones o instituciones han recibido apoyo hasta ahora? (difusión, donaciones, etc.)

D. J.: La verdad es que de ninguna. Control Social Ciudadano no tiene apoyo de ninguna institución, ni nacional ni extranjera. Somos los padres de familia los que ponemos de nuestros bolsillos para lograr hacer las actividades que vamos programando.

R+F: ¿Qué movimientos de otros países u organizaciones de nuestro país los inspiraron a hacer lo que están haciendo?

D. J.: Hemos visto mucho el avance de Con Mis Hijos No Te Metas, que, la verdad que han tenido un fuerte impacto en la sociedad. Y hemos decidido nosotros también tener nuestra agrupación, pero con nuestros propios lineamientos, sin copiar por ahí el modelo que están implementando en otros países, porque los padres de familia tenemos miedo de que esos movimientos estén siendo direccionados, y que nosotros, al final, terminemos trabajando para algo que no queremos.

Entonces, es por eso que hemos decidido conformar nuestra propia agrupación de padres bajo el nombre de Control Social. ¿Por qué bajo ese nombre? Porque es lo permitido por la ley. La ley permite que haya un control social, y que nosotros, como papás, podamos ser veedores de todas las políticas que van a afectar a nuestras familias.

R+F: ¿Qué planes tienen para el futuro?

D. J.: Nosotros queremos políticas que defiendan la autoridad que tenemos los padres sobre los hijos, defiendan la inocencia de los niños y defiendan la objeción de conciencia. Esos son nuestros planes para el futuro, detener este avasallamiento a la familia y detener esta ideologización que se viene fomentando desde todos los sectores de la sociedad: desde el cultural, desde el Estado, desde las empresas privadas, e incluso muchas familias que, por medio de la propaganda, ya tomaron un discurso ideológico como si fuera verdadero.

También queremos llegar a las familias y mostrarles un poco la verdad que se esconde detrás de una publicidad muy hermosa y muy elaborada que, al final, viene con otras intenciones: la intención de democratizar a la familia, de decirle a los padres que absolutamente todas las decisiones que se tomen dentro del hogar deben ser puestas en consenso, y que los niños necesitan ser escuchados, que los niños no necesitan la educación de los padres, sino que ellos tienen que aprender de sus propios errores y así decidir por ellos mismos.

Esto es inconcebible para nosotros, los papás, porque somos nosotros quienes los guiamos: ellos no tienen la cantidad suficiente de información, no tienen el poder de abstracción para entender ciertas cosas. Es por eso que los padres somos los educadores por naturaleza de nuestros niños.

Nuestro hogar, nuestra familia, no es una agrupación de personas desconocidas, en el que se pueda democratizar, como se hace en la política; todo lo contrario. Es una unión voluntaria de personas que se aman: el papá y la mamá; de ahí salen los hijos. Entonces, no se puede democratizar la familia. Lo que se tiene que hacer es establecer políticas que fortalezcan a la familia natural.

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