Actualidad Espiritual

El sentido sagrado del trabajo del hombre

En la fiesta de San José Obrero, con motivo del Día Internacional del Trabajo, compartimos un extracto del último libro del Papa Emérito Benedicto XVI que acaba de ser presentado al público, y en el cual hace una breve pero profunda referencia espiritual sobre el trabajo: «El sentido sagrado del trabajo del hombre».

“Al trabajar, vivimos unos gracias a otros, el trabajo crea comunidad. Trabajar es humanizar. Y la máquina también representa esta interdependencia: otros han pensado y trabajado para nosotros”.


– Joseph Ratzinger

Traducción de Edwin Botero Correa

Con motivo del Día Internacional del Trabajo, el portal informativo LINEA ITALIA PIEMONTE, en su edición del 30 de abril de 2019, ha publicado un extracto del último libro del Papa Emérito Benedicto XVI que acaba de ser presentado al público bajo el título en Italiano “Per Amore“, “Por Amor”, en Español. En dicho extracto hace una breve pero profunda referencia espiritual sobre el trabajo humano: «El sentido sagrado del trabajo del hombre», que hemos traducido y ofrecemos a los lectores de Razón + Fe.

«La reflexión, muy actual con motivo del 1 de mayo, sobre la relación hombre-máquina y sobre el significado del trabajo, de Joseph Ratzinger para la bendición de las máquinas, publicada por Ediciones Cantagalli, se encuentra en el próximo volumen “Per Amore“, una colección de homilías inéditas del Papa emérito».

El libro es una recopilación de homilías en gran parte inéditas de Joseph Ratzinger, cuyo tema central e hilo de reflexión es el Amor. De la hermosa reseña del diario italiano “Il Cittadino online“, traducimos: “Porque el amor para él es el núcleo vital de la Iglesia, y servir a Cristo es, ante todo, una cuestión de amor: «Pedro, ¿me amas? Apacienta a mis ovejas» (Ver: Jn 21, 15 – 17)”. Aquí, por ahora, compartimos el precioso fragmento en el que habla del carácter sagrado del trabajo. Presentamos algunos extractos, cortesía del editor.

El sentido sagrado del trabajo del hombre

Por Joseph Ratzinger *

La bendición de los tractores es una hermosa tradición de este país. Pero uno podría objetar: ¿qué significa la bendición de un automóvil? No se necesita una bendición para el funcionamiento de una máquina. El tractor es un producto técnico, las condiciones de su funcionamiento son las reglas de la construcción técnica, nada más. Quien habla así tiene razón, pero solo en parte. Por supuesto, una bendición no reemplaza una construcción técnica (…) correcta o incluso una aplicación segura de una máquina.

Pero la máquina no es un mundo cerrado sobre sí mismo. La máquina tiene su origen en una idea y en una voluntad humana (…). La máquina es parte del trabajo humano, es una herramienta de nuestro trabajo. Bendecir la máquina significa, por lo tanto, bendecir nuestro trabajo, poner nuestro trabajo en manos de Dios.

(…) La máquina depende del hombre y su genio, pero el hombre depende de Dios.

Las máquinas, todas las invenciones técnicas, pueden ser una bendición o una maldición para la humanidad y hoy en día vemos cada vez más esta ambigüedad de la tecnología moderna. La técnica es tan buena o mala como el hombre mismo es bueno o malo. Donde el hombre se pierde a sí mismo, la dominación de la tierra se convierte en destrucción de la tierra. Cuando el hombre se pierde a sí mismo, su capacidad técnica se convierte en una amenaza directa para la supervivencia de la humanidad. El hombre se pierde a sí mismo cuando olvida a su Creador, Dios; olvidando a Dios ya no sabe descifrar el mensaje de su naturaleza, olvida su medida y se convierte en un enigma para sí mismo sin respuesta. Cuando olvidamos a Dios, las cosas se vuelven mudas, solo son materiales para hacer algo, pero sin una razón, están vacías de todo significado más profundo. Si volvemos a Dios las cosas comienzan a hablar. (…) Las bendiciones de los tractores son una oración porque nuestro trabajo está en las manos de Dios y su bondad. Una oración para que nuestro trabajo y nuestro uso de las máquinas no se conviertan en destrucción sino en la construcción de la tierra, la construcción de un mundo humano y la preparación de la ciudad del Futuro, del futuro jardín, del reino de Dios.(…) Nuestro trabajo humano, representado en estas máquinas, sirve principalmente para nuestra vida terrenal: nos prepara el pan de cada día. Pero como el hombre supera todo el mundo material, también nuestro trabajo tiene una dimensión superior a la garantía pura de la vida corporal. Nuestro trabajo siempre es necesariamente colaboración. Uno necesita el otro y la máquina también representa esta interdependencia: no empezamos desde cero, otros han pensado y trabajado para nosotros y trabajan así con nosotros (…).

Trabajando, vivimos unos gracias a otros, el trabajo crea comunidad (…). Trabajar es humanizar. Pero esto no es todo todavía. El trabajo para el pan natural también prepara el pan sobrenatural y por lo tanto también se extiende a la preparación de la vida eterna. La liturgia de la Iglesia, en su oración de ofrendas, nos muestra este misterio, este destino supremo de nuestro trabajo: “Bendito seas, Señor Dios del universo: de tu bondad hemos recibido este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre: te lo presentamos para que lo conviertas en alimento de vida eterna para nosotros”. (…) Nuestro trabajo prepara la presencia de Cristo, se convierte en el alimento de la vida eterna. Incluso la máquina, instrumento de nuestro trabajo, no permanece ajena a la vida cristiana. Abrazado por la oración, puede convertirse en un instrumento de bendición.

(…) Oramos para que Dios bendiga nuestro trabajo con su bondad.

* Joseph Ratzinger, “Por Amor“, Edizioni Cantagalli.

Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, nos sorprende de nuevo con su Sabiduría

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