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El Rosario en El Andino fue un acto de reparación pública y ante la cristianofobia

El Rosario en El Andino fue un acto de reparación pública y ante la cristianofobia

“Quien escandalizare a uno solo de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que se le suspendiese al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que fuese sumergido en el mar” (Mt. 18,6).

El pasado martes 23 de abril, en horas de la noche, un grupo de laicos católicos, liderados por el Centro Cultural Cruzada de Medellín, rezó el Santo Rosario en el Centro Comercial Andino, exactamente en el mismo lugar donde una semana antes, los señores Esteban Miranda y Nicolás Téllez, homosexuales activos y promotores de la agenda LGTBI, incurrieron en actos obscenos frente a niños, generando un gran escándalo nacional y despertando de otra parte una ola de cristianofobia que dio en la llamada “besatón”, realizada el miércoles 17 de abril, irrespetando no sólo a padres de familia y niños, sino la sensibilidad de los católicos en plena Semana santa, en las vísperas del Jueves Santo.

El Santo Rosario tuvo como intención que la Santísima Virgen María, Madre de todos los hombres, proteja a la familia y la inocencia de los niños, dado el vertiginoso avance de la agenda de género, cuyo objetivo final es romper las barreras de horror de la sociedad frente a actos pecaminosos y aberrantes, además de sentar precedentes jurídicos que permitan más concesiones en la vida pública para personas con Atracción por el Mismo Sexo (AMS) y otro tipo de patologías psicológicas y psiquiátricas ligadas a la identidad sexual.

El director del Centro Cultural Cruzada y organizador del Santo Rosario expresó, al finalizar el evento:

“Los colombianos no podemos permitir que abusen de nuestras libertades, de nuestra compostura y de nuestros valores morales, porque nosotros pensamos que, más bien, no son ellos los discriminados: los medios los apoyaron inmensamente. Los grandes perseguidos aquí somos los católicos. Existe una verdadera cristianofobia, por lo tanto es muy bonito que hayamos rezado este rosario aquí y, por eso, reitero, fue un gesto patriótico. Quiero felicitar a todos los asistentes y decirles que aquí estamos haciendo historia, estamos mostrando que en esta nación tenemos derecho a hacer prevalecer nuestra fe católica y nuestra nación como nación católica. Yo creo que las generaciones futuras nos van a ver a nosotros con orgullo por haber hecho este rosario aquí, en este lugar, porque tiene la carga simbólica de una compensación que tocó profundamente el cielo”.


– Luis Fernando Escobar Duque

Entre los asistentes se encontraba Carlos Leyva Rizzo, candidato al Concejo de Bogotá con un proyecto cimentado en la Doctrina Social de la Iglesia, y algunos de sus seguidores. Por su parte, el Doctor Alejandro Ordóñez Maldonado, exprocurador general de la nación y actual embajador de Colombia ante la OEA, y su esposa, la Sra. Beatriz de Ordóñez, acompañaron desde Washington D.C. el rezo del Santo Rosario vía Internet. También asistieron dos de sus hijas: las señoras María Alejandra Ordóñez y Nathalia Ordóñez, esta segunda acompañada de su esposo, el señor Daniel Palis.

Se sigue discutiendo en los medios si hubo o no actos inapropiados por parte de los señores Miranda y Téllez, lo cual es absurdo, pues cualquier manifestación de afecto entre dos personas –sean o no del mismo sexo– que no sean las que permiten la amistad, la cortesía y el buen trato, y pasen a lo impúdico, son del todo inapropiadas por torpes, obscenas y carentes de todo recato. Como ciudadanos, todas las personas, aún las que sientan Atracción por el Mismo Sexo, tienen derecho de estar en lugares públicos, pero no a incurrir en actos que atenten contra la moral pública. El Código Penal Colombiano y el Código de Policía son claros y deben ser contundentes al respecto, para no permitir que los grupos de presión los conviertan en hitos mediáticos y utilicen este tipo de chantajes emocionales para influir en una opinión pública ya bastante bombardeada, y conseguir prebendas y posibilidades que no les corresponden, menos aún, en detrimento de los valores, de la familia y de los derechos de los niños, que priman sobre cualquier otro.

Gabriel García Moreno, presidente de la República del Ecuador entre 1861 y 1865, señaló, refiriéndose a la Constitución Política del vecino país, que debía haber derechos para todo, excepto para el mal. La Iglesia Católica, Apostólica y Romana, como depositaria de la Revelación, Madre y Maestra del género humano tiene el deber de enseñar lo bueno y prohibir lo malo, para que la dictadura del relativismo no confunda lo que ya está suficientemente claro en la predicación de Cristo, quien, sin temor al señalamiento de grupos políticos ni queriendo quedar bien con todos, sentenció: “Quien escandalizare a uno solo de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que se le suspendiese al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que fuese sumergido en el mar” (Mt. 18,6).

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