El pasado 29 de enero, el mediático Padre Linero fue entrevistado en el programa cómico de Caracol TV “Suso´s Show”, en el que le preguntaron por su vida personal y por los retos de la vocación sacerdotal.
El padre samario, con su acostumbrado estilo dicharachero y alegre, ofreció un rato divertido a los televidentes, en el que compartió su historia personal, cantó vallenato y hasta narró con mucha propiedad un gol de la selección Colombia.
Sin embargo, como suele suceder con quienes buscan agradar siempre el auditorio, el Padre Linero sorprendió con un comentario que desfigura la propuesta cristiana sobre la castidad y la pureza.
Ante el comentario del presentador sobre lo difícil que es para un sacerdote vivir el celibato, el padre Linero contestó que él creía que sí es posible, pero agregó con picardía: “ahora, una cosa clara es que yo no tengo prohibido ver el menú…hay veces que tú dices, ¡qué cuerpo!, pero no dices más”, lo cual provocó la celebración de Suso que le siguió la cuerda mostrándolo como un sacerdote que durante la misa está mirando de forma sexual a las mujeres de su parroquia. Tristemente lógico.
Esa actitud, que no sabemos si realmente representa la forma en que el Padre Linero vive su vocación, ya que lastimosamente es una actitud bastante extendida entre ciertos sacerdotes, seguramente no dejará muy cómodas a las mujeres católicas que el padre atiende, ni a sus esposos, novios, padres, hijos o hermanos.
Esos comentarios también dan la impresión de que la Iglesia católica enseña la castidad como una forma de hipocresía o represión, al tiempo que envía un mensaje muy confuso a los jóvenes adolescentes que están cada vez más acosados mediáticamente por la pornografía, y les cuesta comprender y vivir las exigencias cristianas de la pureza.
Afortunadamente, la castidad no tiene nada que ver con el anti-testimonio del padre Linero, sino más bien con una búsqueda de una mayor libertad, que se logra a través del dominio de sí, del cultivo de los sentimientos y las potencias interiores, y de la elevación del amor humano, incluida su dimensión sexual, a partir del cuidado de la vista, de la imaginación y del corazón.
Algo que cuando un hombre vive, termina por transmitir tranquilidad a las mujeres y a quienes las aman de verdad, ya que son vistas con la dignidad y el respeto que merecen.
Como dice san Josemaría Escrivá de Balaguer: “Si guardáis la vista habréis asegurado la guarda de vuestro corazón” (Negrilla fuera de texto. Camino, 186).
También es importante cuidar la imaginación, como explica el padre Francisco Fernández Carvajal en sus meditaciones “Esta transformación interior es ante todo obra de la gracia en el alma, pero requiere también nuestra colaboración a través de una mortificación de la inteligencia, de los recuerdos, de la imaginación…, cuyo fruto es la purificación de nuestras potencias, necesaria para que la vida de Cristo se desarrolle plenamente en nosotros” (Hablar con Dios, “La imaginación”, 2ª semana de Pascua).
Si el padre Linero contestó lo que contestó, lo más seguro es que fue porque no supo nada mejor que decir. Es decir, refleja que este aspecto de la formación cristiana no la conoce, no la entiende o no la toma en serio. Algo que valdría la pena que los encargados de los seminarios, que este año van a adelantar una revisión de los planes de formación, tengan en cuenta.
Pidamos por el ministerio sacerdotal del Padre Linero y por la maduración en la vida interior de los muchos sacerdotes y laicos que deben pensar como él. Y pidamos también a Dios, que nos envíe más sacerdotes santos, que sepan transmitir la doctrina cristina con frescura, entusiasmo y alegría, pero sin preocuparse tanto por caer bien ni ser simpáticos todo el tiempo y con todo el mundo.
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