Son numerosos los testimonios de matrimonios que alcanzan, por intercesión de San José, la gracia de concebir hijos a pesar de condiciones médicas adversas o circunstancias difíciles. Quienes le piden con fe honrando sus dolores y gozos sus siete domingos, dan cuenta del poder intercesor del padre putativo del Señor.
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En la pequeña población de Sabaneta, un municipio del Valle de Aburrá al sur de Medellín, escondido entre la naturaleza y en una montaña, como honrando el nombre del Santo Patriarca dado en España, existe un remanso de paz que se ha convertido en santuario de devoción a San José: el Hogar de San José de la Montaña, y la Casa de Ejercicios Nueva Aurora. Ambos lugares son ya en sí mismos un apostolado: el primero, un hogar que acoge a 48 niñas y el segundo, un espacio precioso puesto a disposición de todos, donde se puede ir a rezar, a descansar, a hacer retiro espiritual o convivencias y encuentros. Emplazados en la misma propiedad, una simpática montañita en medio del verdor fresco y sereno de la naturaleza, en este sitio se honra desde 1969 al Esposo de la Virgen María con el título de San José de la Montaña y desde allí se ha difundido con creces, su devoción no solo en el municipio de Sabaneta, sino en todo el territorio de la Arquidiócesis de Medellín
El origen
Esta devoción llegó de España, de la mano de las religiosas de la Congregación Madres de Desamparados y San José de la Montaña, conocidas todas como Madres, por voluntad de su fundadora la beata Petra de San José, quien había erigido el primer gran santuario a San José en Barcelona en 1902. Parte del carisma de la Congregación es acoger y atender a los desamparados, como su nombre lo indica. En Sabaneta, como en su momento en Barcelona, la gente empezó a conocer el lugar de gracias como la capilla de San José, “el de la montaña”, y de ahí su nombre. En 1921 la imagen venerada en Barcelona fue coronada canónicamente por el papa Benedicto XV bajo el padrinazgo del propio rey Alfonso XIII, quien además le concedió el título de Real al santuario. Por eso siempre vemos una corona alta en la cabeza de San José de la Montaña.
El milagro de la vida
A la fundación en Colombia inició en 1969. Cinco años después, en 1975, fue enviada la Madre Natividad Román de San José, quien no dudó en poner la obra bajo el patrocinio del glorioso Patriarca y lo hizo sembrando la devoción de sus siete domingos, en los que se meditan sus dolores y gozos durante los siete domingos previos a su solemnidad el 19 de marzo. La devoción empezó a crecer y los favores obtenidos de Dios por intercesión el santo Patriarca no se han hecho esperar; sobre todo los concernientes a la concepción de hijos en los matrimonios, pues en la devoción de San José de la Montaña existe un signo muy bello: el cordón de san José o cinta de la vida. Se trata de una cinta con los colores tradicionales de San José (amarillo, morado y blanco) que tiene la medida de la imagen original de Barcelona, y que las mujeres que quieren concebir se atan alrededor de la cintura pidiendo a Dios con fe que, si es su voluntad, por intercesión del padre de Jesús, pueda darse el milagro de la vida. En el santuario de Sabaneta, los matrimonios son asesorados y acompañados espiritualmente por las Madres, quienes los acompañan en un proceso de oración.
En un mundo hedonista, presa del relativismo moral, que hoy pretende eliminar la vida, esta devoción se erige como un signo de los tiempos que proclama la sacralidad de la vida misma, y la importancia fundamental de la familia como núcleo básico de la sociedad. Hoy sin innumerables los testimonios de hijos concebidos por intercesión de San José de la Montaña, y miles de otros favores que los fieles y devotos obtienen por su mediación.
La tradición de las cartas
Las imágenes más antiguas de San José de la Montaña nos lo muestran parado sobre una nube y rodeado de cartas. Existe la tradición de pedirle a San José de la Montaña las gracias y favores a través de cartas escritas que se empezaron a enviar al santuario de Barcelona, gesto que después fue repitiéndose en el mundo entero donde haya una capilla de las Madres de Desamparados y una imagen de San José de la Montaña. Los fieles escriben sus peticiones en cartas que depositan en urnas, y que en celebraciones especiales (como cada uno de los siete domingos) son bendecidas y quemadas. De ese modo le presentan a san José sus súplicas, esperando su intercesión para obtener de Dios favores.
Cada domingo entre finales de enero y el 19 de marzo, llegan muchos fieles y peregrinos al Hogar de san José en Sabaneta con sus cartas y sus peticiones. La celebración consiste en meditar el dolor y gozo correspondiente, celebrar la eucaristía dominical y luego compartir fraternalmente.
Los testimonios de gracias y favores obtenidos por intercesión de San José recogidos por las Madres, son incontables.
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