De la mano de Joe Biden el casi difunto «catolicismo liberal», políticamente correcto, progresista y secularizado hasta hacerse pagano, toma un nuevo aire, opina el comentarista conservador Ross Douthat.
Y es que la posesión del nuevo presidente americano mostró la influencia que ese tipo de catolicismo tiene hoy en día en la sociedad americana: un sacerdote jesuita hizo la invocación, el presidente de la Corte Suprema de origen católico irlandés John Roberts, le tomó el juramento a Biden, mientras que otra juez suprema, Sonia Sotomayor, católica de origen hispano, tomó el juramento de Harris. Estuvo presente la segunda autoridad más poderosa del Estado, Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes quien al igual que Biden es una católica educada por jesuitas, y finalmente, dos «católicas» de la industria del entretenimiento se encargaron amenizarla: la latina de Jennifer Lopez y Lady Gaga, de ascendencia italiana.
Como señaló James Keane de America Magazine , incluso el gabinete propuesto por Biden está repleto de demócratas católicos, con pocos hombres protestantes blancos a la vista.
«Llamar “liberal” a una forma de religión puede significar dos cosas diferentes: por un lado, un liberalismo teológico, que busca una evolución en la doctrina para adaptarse a las necesidades modernas; por otro, el apoyo a políticas y partidos de centro-izquierda. En la práctica, sin embargo, los dos tienden a unirse: la Iglesia católica estadounidense como institución está atrapada entre las dos coaliciones políticas, pero los más prominentes demócratas católicos son liberales en teología y política por igual», explica Douthat.
Lo interesante es que esta corriente dentro de la Iglesia católica parecía en declive en EE.UU., al igual que sus contrapartes protestantes del mismo corte:
«Hace una década era un lugar común considerar al catolicismo liberal como una tradición en declive. Su período de máxima influencia, a finales de los sesenta y setenta, había sido una época de crisis institucional para la Iglesia, que dio paso a los pontificados conservadores de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Los católicos conservadores sintieron que las ideas liberales habían sido probadas y fracasaron, mientras que los católicos liberales sentían que sus planteamiento habían sido efectivamente reprimidos.
«Pero luego Francisco dio nueva vida a la tendencia liberal, reabriendo controversias que los conservadores asumían estaban cerradas e inclinando al Vaticano hacia la cooperación con el establishment liberal y lejos de las asociaciones con el conservadurismo. El papado no emite respaldos políticos, pero parece haber pocas dudas de que muchas figuras en el círculo íntimo de Francisco dan la bienvenida a la presidencia de Biden. Cuando la declaración de los obispos estadounidenses sobre su toma de posesión incluyó una severa crítica a su posición sobre el aborto, hubo un evidente rechazo del Vaticano y un rechazo explícito del más francisquista de los cardenales estadounidenses [el Card. Cupich]. Entonces, los católicos conservadores que pasaron el año electoral argumentando que Biden no es un católico de buena reputación se encuentran (no por primera vez) en un conflicto tácito con su Papa.»
Douthat acierta en señalar que lo distingue a este tipo de «religiosidad» es la primacía de lo político sobre lo religioso, como lo muestra el cambio de postura de los católicos de esta tendencia en materia de aborto o ideología de género:
«Lo que significa que la cosmovisión católica liberal está constantemente en peligro de ser simplemente subsumida en el liberalismo político, eliminando todos sus distintivos religiosos, ya que las posiciones pro-vida pasadas de Joe Biden ahora han sido completamente subsumidas, por ejemplo, por la ortodoxia de su partido sobre el aborto. O, alternativamente, está en peligro de ser efectivamente absorbida desde adentro por otras creencias rivales, como las nuevas ortodoxias progresistas que probablemente establecerán la agenda de nuestro presidente católico sobre las cuestiones sociales del momento.»
Fuente: Opinión | El momento católico de Joe Biden – The New York Times
