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¿Cuál es la canonización más veloz de la historia?

¿Cuál es la canonización más veloz de la historia?
Escrito por Padre Henry Vargas

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Un proceso de canonización es un proceso, valga la redundancia, canónico muy riguroso, a través del cual la Iglesia certifica que una persona ya goza de Dios en la eternidad; y, en consecuencia, la Iglesia propone a dicha persona santa como modelo de vida cristiana y a quién se le puede tributar un culto publico y a su vez pedir su intercesión ante Dios. No es que la persona entre inmediatamente en el reino de los cielos el día en que el Papa la declara santa.

¿Pero sabías que hubo alguien que fue canonizado rápidamente pocos minutos de su muerte, incluso muriendo también pocos minutos después de su conversión?

Sí. Hubo alguien que aun sin el bautismo (al menos el tradicional), sin una fe cristiana activa o misionera aunque fuera de pocos minutos, y sin recibir los demás sacramentos logró entrar en la vida eterna.

Ni siquiera en ningún momento de su vida esa persona se postró de rodillas para adorar a Jesucristo o para orar; es más, en la hora de su muerte Él era un simple moribundo que ni siquiera pudo juntar sus manos para orar.

Ese alguien se logró salvar sin siquiera, segundos antes, rezar el  “acto de contrición”. Ese alguien, incluso, murió como castigo a su gran pecado: Robar.

Sin embargo, habiendo sido un ladrón, entró en el reino de los cielos ni más ni menos que con el mismo Jesús. Estamos hablando del buen ladrón que fue crucificado junto a Jesús. Ese hombre entró en el reino de los cielos a la hora en que Jesús mismo entró al paraíso, pues Jesucristo mismo lo canonizó cuando le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23, 43).

¿Por qué ese ladrón se salvó? Porque ese, digamos, ex ladrón creyó en Jesús, creyó en que Jesús era quien Él mismo decía ser; además se solidarizó con su dolor, lo defendió y, finalmente, porque le pidió que lo salvara.

Ese hombre no tenía nada que ofrecerle a Jesús a parte de lo que le dijo con amor. Ese hombre se salvó por lo que le dijo a Jesús, aun sin estudios de teología y sin siquiera tener argumentos teológicos bien elaborados.

Ese hombre se salvó porque supo asumir su cruz, aceptándola con santa resignación en reparación de sus pecados. Simplemente era un hombre humillado pidiendo misericordia a quien es la misericordia de Dios perfecta.

Ese hombre que entró al reino de los cielos junto a Jesucristo nos hace caer en cuenta que el día de la salvación es hoy, y solo hoy. Es hoy el día en que debes asumir con responsabilidad tu relación con el Señor Jesucristo. Es hoy el día que debes entrar al paraíso si tu vida eventualmente termina hoy. No aplaces para el día de tu muerte la salvación; si así lo haces puede ser que no entres al reino de los cielos.

P. Henry Vargas Holguín.

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