Uno de los líderes provida más reconocidos de Estados Unidos, el padre Frank Pavone (Director Nacional de Sacerdotes por la Vida, de El Viñedo de Raquel y del Concejo Religioso Nacional Provida) rompió su silencio sobre cómo va a votar el próximo 8 de noviembre.
“Los comentarios obscenos, hechos hace más de una década y por los cuales Trump pidió disculpas, y que como cualquier persona encuentro repulsivos, no cambian en lo más mínimo mi intención de votar por él en las próximas elecciones, de sugerir a los demás activistas próvida de hacer lo mismo y de asesorar su campaña”, manifestó el padre Pavona al portal de noticias LifeNews.com. “La razón es muy sencilla: esta campaña presidencial no es la elección entre él y alguien mejor; es entre él y alguien mucho peor”.
“Además, en últimas no se trata de ninguno de los dos, sino del bien de la nación reflejada en dos cosas: a) Qué van a hacer; b) Quiénes van a gobernar a su lado”.
Las razones que manifiesta el padre Pavone en su correo electrónico al portal Lifenews.com presentan criterios que podrían enriquecer nuestras reflexiones para casos similares, por lo cual hacemos una síntesis de ellas:
a) Qué van a hacer: Tiene que ver con el tipo de legislación que promoverían y el tipo de personas que nominarían a la Corte Suprema de Justicia (que en E.E.U.U. equivale a nuestra Corte Constitucional). El voto no significa aprobar su personalidad o superar un test de cualidades, sino de decidir entre las opciones posibles quién tiene más posibilidades de trabajar por el bien común.
Cuando voy a ver a mi doctor preferiría que sea una persona virtuosa, pero cuando estoy en una emergencia médica de la que puede depender mi vida o la de un ser querido, no puedo ponerme a pensar si suele hacer comentarios pasados sobre las mujeres.
Estados Unidos está en una emergencia y sólo hay dos personas con opciones de llegar a la presidencia. Un mendigo no puede ponerse exigente con la comida.
b) Quiénes van a gobernar a su lado: Identificar las cualidades y errores de un candidato puede ser más sencillo, pero es igual de importante considerar quiénes lo van a acompañar en los miles de cargos importantes que él va a designar. El punto de vista filosófico, político y la visión con la que van a actuar responde en gran medida a la plataforma ideológica de su partido. Cuando elegimos un presidente, votamos por un partido un ejército de gente que pertenece a él, y que pueden ser diez veces más calificados que el mismo presidente en ciertas materias y que van a ser diez veces más firmes en implementar la ideología de su partido.
Esto es especialmente relevante cuando se trata de la Corte Suprema, la cual en este momento está divida justo por la mitad y el próximo presidente va a marcar con fuerza si esta se inclina a la izquierda o a la derecha, hacia la protección de la vida humana o hacia su destrucción, hacia la garantía de la libertad religiosa o hacia su desaparición, hacia la preservación del matrimonio y la familia o hacia su redefinición. ¿Qué tanto van a pesar unos comentarios vulgares hechos hace más de diez años frente a la corrupción moral que se impondrá en las decisiones judiciales y en las políticas públicas de las próximas décadas?
El señor Trump se ha comprometido con una legislación correcta y con el nombramiento de unos magistrados que defiendan la vida y la familia. Una cosa son los pecados del pasado y otra cosa una visión moral corruptora en el presente. Hoy Trump ha manifestado su arrepentimiento por su pasado (al igual que muchos americanos); mientras que una política pública corruptora es la propuesta actual del Partido Demócrata.
Es el Señor quien dice: “Ya no me acuerdo de tus pecados”, mientras que el que se conoce como el acusador es el demonio.
Es bastante hipócrita que quienes promueven una visión dirigida a destruir y distorsionar el significado de la sexualidad humana, como Planned Parenthood (casa matriz de Profamilia), se muestren tan preocupados por los comentarios y la conducta sexual de otro.
Finalmente, según el Papa san Juan Pablo II, un gobierno que autoriza el asesinato de bebés a través del aborto se ha convertido en “estado tiránico” (Evangelium Vitae, 20). No se trata de ser monotemáticos; se trata de la naturaleza misma del Estado, del tipo de gobierno que tenemos. El Partido Demócrata y la señora Clinton creen que una vez estén en el poder tendrán la autoridad sobre los derechos humanos, un poder de veto sobre el derecho a la vida. Ese es un Estado Tiránico, es la corrupción moral institucionalizada como política pública. Eso sería mucho peor que las faltas personales de cualquiera, pasadas o futuras.
Fuente: Lifenews.com