El reconocido sacerdote Jorge Enrique Mújica, LC, editor y jefe de redacción de Análisis y Actualidad Magazine, ha publicado hoy un artículo en dicho portal, en relación con las declaraciones del Papa vertidas ‘de manera anticipada’ a través de un documental presentado hoy en Roma.
Dice que «para conocer todo el contexto general de las palabras del Papa, de forma que se pueda entender más claramente su respuesta, se necesita ver todo el documental». Y agrega que «Como el documental está en fase de exhibición en festivales de cine eso tardará un poco más».
Pero como las cuestiones de actualidad no dan mucha espera, se sirve del hecho de que «La agencia RomeReports… afirma que en este caso la pregunta al Papa fue: «¿Un homosexual puede llevar a sus hijos a la Iglesia?»». Y a partir de ello se pregunta: «¿Qué podemos pensar de todo esto?».
Entonces se decide a abordar «la cuestión ni con intención de defender ni con propósito de atacar«, dice. Este es su análisis:
El Papa y las uniones civiles entre homosexuales: coordenadas para orientarse y orientar
Walter Veltroni fue alcalde de Roma. Y también un gran cinéfilo. En 2006, con el apoyo de la Fundación Cinema per Roma, tuvieron la primera edición del Festival Internacional de Cine de Roma. Una competencia directa con Venecia, aunque menos conocida y en consecuencia menos popular. Desde entonces todos los años se ha tenido el festival durante el otoño europeo. Por ser Roma la sede, el premio es una estatuilla del emperador Marco Aurelio.
En octubre de 2020 el festival ha tenido una nueva edición. Aunque tal vez más polémica. ¿La razón? El galardonado cineasta ruso Evgeny Afineevsky presentó un documental centrado en la persona del actual Papa. No se trata de cualquier productor. En el pasado ha sido nominado a premios como los Oscar, los Emmy o los Critics Choice Awards. El jueves 22 de octubre recibirá nada menos que en el Vaticano el premio Kineo Movie for Humanity Award por su trabajo social y humanitario a través del cine.
Afinnevsky grabó el documental Francesco en 2018 y lo termino a mitad de 2020. Tuvo acceso completo al Papa. Y como parte de ese acceso pudo hablar con él y entrevistarlo para la elaboración del documental.
El largometraje aborda la figura pastoral del Papa en relación a temas como la migración, los abusos sexuales, la mujer, los pobres o las personas con atracción hacia el mismo sexo. Este último tema es el que ha suscitado discusión en unos ambientes y aplausos en otros debido a algunas declaraciones del Papa que fueron adelantadas (¿intencionalmente?) antes del estreno.
Las declaraciones adelantadas han sido estas:
«Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia. Son hijos de Dios. Tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por eso”.
Y a continuación añade:
“Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil. Tienen derecho a estar cubiertos legalmente».
Hay quien ha subrayado una ruptura con posturas precedentes (como las Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal entre personas del mismo sexo, de la Congregación para la Doctrina de la Fe) o incluso la postura personal contraria que como arzobispo de Buenos Aires tuvo el Cardenal Bergoglio cuando en 2010 se quiso legalizar en Argentina las uniones entre personas del mismo sexo bajo la denominación y equiparación al matrimonio.
Naturalmente para conocer todo el contexto general de las palabras del Papa, de forma que se pueda entender más claramente su respuesta, se necesita ver todo el documental. Como el documental está en fase de exhibición en festivales de cine eso tardará un poco más. La agencia RomeReports, sin embargo, afirma que en este caso la pregunta al Papa fue: «¿Un homosexual puede llevar a sus hijos a la Iglesia?». ¿Qué podemos pensar de todo esto? Abordaremos la cuestión ni con intención de defender ni con propósito de atacar.
Ante todo, evidentemente, no se trata de equiparar una unión entre personas del mismo sexo al matrimonio. Eso no es lo que está diciendo el Papa. No es la pregunta ni tampoco la respuesta. Si volvemos a la declaración esta dice:
Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia. Son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por eso. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil. Tienen derecho a estar cubiertos legalmente.
«Las personas homosexuales tienen derecho a estar en una familia». Esta afirmación no es problemática. Todo ser humano, sea homosexual o no, tiene un padre, una madre, una familia que le rodea; en la familia se nace, se crece y la persona aprende las primeras nociones del mal y del bien, de los valores y de las virtudes. Tienen derecho a una familia no por ser homosexuales sino por ser humanos. Como todos.
«Son hijos de Dios…». Mucho menos es un afirmación problemática. Es una verdad que una persona bautizada, sea homosexual o no, es hijo de Dios. Eso es así no porque lo dijo el Papa Francisco: esta ha sido la doctrina de la Iglesia católica siempre.
«…tienen derecho a una familia». Esta afirmación debe comprenderse en relación a la primera parte: no está hablando de una nueva familia (una familia propia) sino de la familia de origen. Eso no es difícil de deducir si se tiene en cuenta de qué acaba de hablar un instante antes el Papa.
«No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por eso». Otra afirmación con la que no se puede estar en desacuerdo. Un hijo es amado porque es hijo, no porque es o no es homosexual. Tampoco por ser homosexual o heterosexual se le debe hacer la vida imposible si por esto se entiende, por ejemplo, maltratarle o insultarle.
«Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil». Tal vez esta es la parte problemática y que muchos medios de comunicación de corte progresista han aprovechado para ponerlos como saldo del movimiento LGBT.
El término «ley de convivencia civil» no es de comprensión unívoca y tiene diferentes aplicaciones según las legislaciones de los diferentes países. En muchos casos, que parece ser lo que el Papa tiene en mente, nos encontramos ante un dato de hecho: existen parejas homosexuales que conviven a imitación de un matrimonio. Ante esto cuatro cosas:
1a. El Papa clarísimamente no habla de un cambio de apreciación moral acerca de los actos homosexuales los cuales, según el Catecismo de la Iglesia Católica son considerados intrínsecamente desordenados (cf. CIC 2357); el Papa habla sobre la gestión civil de parejas que de hecho ya están conviviendo. O en otras palabras: aborda el qué se debe hacer a nivel civil con situaciones ya existentes. Ciertamente la expresión «lo que tenemos que hacer» puede dar pie a que algunos entiendan que él quiere involucrarse personalmente. Más bien parece un giro de vocabulario propio del sur de América.
2a. Esta afirmación, no obstante, se sitúa en contradicción con las consideraciones de la Congregación de la Doctrina de la Fe de junio de 2003.
3a. Finalmente, para entender y aplicar la afirmación pontificia podría ayudar la analogía respecto a la postura de la Iglesia en relación, por ejemplo, a la prostitución. Esa analogía implica la consideración del mal menor: la prostitución existe y una forma de aminorar su mal es regularla. La finalidad no es promover la prostitución sino dar un marco para que esta tenga el menor impacto negativo posible. Obviamente la analogía tiene límites y también su aplicación al ámbito de la legislación en materia de uniones entre personas del mismo sexo. Es verdad, la Iglesia no se ha pronunciado en ningún caso por la prostitución, hemos querido poner sólo un ejemplo.
4a. Partiendo de un grandísimo amor por la figura del Papa, debemos pensar lo que un católico debe pensar sobre el Papa en este u otros temas. Ante todo un católico debe saber que no toda declaración, privada o pública, pasa a ser automáticamente magisterio de la Iglesia. Las entrevistas no son actos ordinarios de magisterio. Tantas veces cuando hablamos decimos cosas con un lenguaje coloquial que tal vez no usaríamos en otros momentos. Si deseas profundizar este punto te sintetizo los niveles de obediencia que hay para un católico en relación a pronunciamientos pontificios:
a) ¿Qué debemos creer ante verdades definidas por el magisterio (ordinario o extraordinario) como divinamente reveladas (por ejemplo un dogma)? Acto de fe firme. De lo contrario se cae en herejía. Ante estas verdades el Papa goza de infalibilidad.
b) ¿Qué debemos creer ante doctrina propuesta de modo definitivo (como verdades conectadas con la Revelación por necesidad lógica o histórica, por ejemplo el acceso de sólo varones al orden sacerdotal o la materia y forma de los sacramentos)? Asentimiento firma y definitivo. De lo contrario no se está en comunión con la Iglesia católica. Ante estas verdades el Papa goza de infalibilidad.
c) ¿Qué debemos creer ante propuestas sin intención de ser proclamadas con un acto definitivo? Se da el respeto del asentimiento de la voluntad y de la inteligencia. Ante estas propuestas el Papa no goza de infalibilidad. Sin embargo, negarlas podría suponer una postura peligrosa, temeraria o imprudente.
d) Las entrevistas no entran en ninguna de las anteriores categorías. Sobre todo este punto general puede resultar enriquecedor el artículo publicado en la web de la arquidiócesis de Nueva York «Dealing with Papal Mistakes«
«Tienen derecho a estar cubiertos legalmente». Esta última afirmación resulta interesante porque pone al centro a la persona. En la línea de lo expresado, no es la unión la que genera unos derechos, sino la persona la que tiene unos elementales. Esto aplica incluso a personas que desde un punto de vista exclusivamente legal pueden ser consideradas «uniones civiles» incluso sin tener relaciones afectivo-sexuales. Tal vez planteado de esta manera pueda resultar más comprensible: ¿resultaría justo que una pareja incluso de amigos que lo han sido muchos años muere uno de los dos y como no tuvo familia sus bienes vayan a parar al gobierno? Naturalmente es un ejemplo solamente con todos los límites que el ejemplo puede tener.
Lo expresado hasta aquí tal vez no pone punto final a esta polémica (la Santa Sede tampoco ha dado declaraciones, al menos hasta las 16:05 del 20 de octubre de 2020, hora de Nueva York) pero sí busca dar coordenadas para comprender mejor las cosas. Ciertamente es muy extraño que justo el día en que el documental se estrena haya una especie de campaña mundial para que todos hablen de él a partir de un solo tema por demás morboso, periodísticamente hablando. Si fue una estrategia de marketing hay que decir que funcionó. Desgraciadamente el Festival de Cine de Roma no son los Effie Awards, los Cannes Lions o los Ame Award, todos ellos premios famosos de publicidad y marketing.
Para apoyar el trabajo de R+F puedes hacer un aporte único o periódico con cualquier tarjeta débito o crédito: