Claudia Palacios ridiculiza sacerdote maronita y quiere cisma en la Iglesia

Imagen principal: Montaje de razonmasfe.com Claudia Palacios y Mons.
Fadi Abou Chebel.

La periodista, que se identifica como católica, aprovechó su columna de El Tiempo para narrar su discusión sobre ideología de género con monseñor Fadi Abou Chebel, cabeza en Colombia de la Iglesia católica maronita.

Palacios se sentó a conversar con el sacerdote a raíz de una invitación que habría hecho un amigo mutuo, presumiblemente otro sacerdote, para escribir sobre sus 25 años de ordenación sacerdotal.

“Me dice: ¡entonces, usted es creyente! Respondo que sí, pero tengo serias críticas a ciertos aspectos de la Iglesia”.

– Claudia Palacios

Una pregunta de monseñor habría desatado la ira de una de las más virulentas activistas abortistas y homosexualistas que hay en la actualidad: 

“¿Hasta dónde van a llegar con eso de que cada quien puede escoger el sexo?“, habría preguntado Mons. Fadi Abou, ante lo que la periodista reaccionó dando inicio a una amarga discusión por la que terminó tildando al sacerdote de haber actuado con el “cinismo del más hábil“, y concluyó diciendo que “con esos ‘enviados de Dios’ así, resulta milagroso que todavía tantos queramos seguir siendo católicos“, al tiempo que agregó “entonces, empiezo a fantasear con la idea de un nuevo cisma. ¿Habrá llegado el momento?“.

Más allá del daño hecho al sacerdote que la iglesia maronita pretendía homenajear, pues es posible que la columna de El Tiempo que lo ridiculiza llegue a tener más difusión que el mismo libro que se escribirá en su honor, este episodio provoca varias interesantes reflexiones.

¿Qué tan consciente es la jerarquía de la hostilidad anticatólica que se ha arraigado entre católicos de clase alta y con mayor nivel de estudios?

Uno de los tristes legados de la actual Compañía de Jesús en Colombia, representada por sacerdotes como Alfonso Llano, Carlos Novoa, Alberto Múnera, Guillermo Hoyos y un largo etc., es la idea de que hay dos doctrinas católicas: la tradicional, propia de gentes incultas y fanáticas, y la “teología crítica“, que coincide con los planteamientos del mundo moderno y rompe con las enseñanzas magisteriales de siempre.

Esa visión ha normalizado la idea de que se es católico si “se siente” o se realizan algunas “prácticas”, independientemente de lo que se crea en materias de fe y de moral, campos en los que habría una libertad casi total.

Así, quienes disienten de la fe católica se sienten con la misma legitimidad para cuestionar a quienes son fieles, pese a que han decidido seguir dentro de una Iglesia en la que no creen y a la que no respetan, para “hacer la revolución” desde adentro.

¿Por qué invitaron a una cáustica activista feminista y anticatólica para escribir un libro sobre un sacerdote?

Cualquiera que haya seguido el recorrido de Claudia Palacios en los medios de comunicación, sabría de sus opiniones cáusticas contra la Iglesia y la fe católica, así como de su activismo radical a favor del aborto y la agenda homosexualista.

Es más, esa visión hostil a la fe católica predomina en el gremio de los medios de comunicación, en el cual los periodistas más influyentes exhiben tanto dominio de la “Leyenda Negra” anticristiana, como un abismal desconocimiento de las bases de la doctrina católica.

Sin embargo, muchos hombres de la Iglesia, tanto laicos como jerarcas, caen en sus manos desprevenidos, prestándose sin querer para un juego de manipulación y difamación mediática, que ha hecho un enorme daño en la fe de muchas personas, en especial entre las nuevas generaciones.

¿Cuándo la Iglesia colombiana asumirá la tarea de recuperar la coherencia en los programas educativos de instituciones católicas?

Como bien lo señalaba el jurista antioqueño Jesús Vallejo Mejía en un ensayo de hace unos años, las universidades católicas abandonaron progresivamente el tomismo para abrazar con fervor el marxismo.

Muchas instituciones educativas siguen hoy en manos de comunidades y organizaciones católicas, y no obstante de sus aulas salen estudiantes cada vez más descreídos y hostiles hacia la fe y la Iglesia, como Claudia Palacios, quien estudió periodismo en la Universidad Javeriana.

Sin el daño a la fe que han hecho las universidades y colegios católicos, no se podría explicar  la actual carencia de un liderazgo social católico, capaz de ofrecer alternativas coherentes con la fe y ejemplares en la práctica, para superar la actual crisis moral del país.

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