El pasado domingo, una bomba explotó en un gimnasio de la universidad donde se celebraba una misa, matando al menos a 4 personas e hiriendo a otras 50.
El grupo terrorista ISIS se ha atribuido la autoría del sangriento atentado a través de un comunicado, donde se jactan de haber «detonado un artefacto explosivo en una gran reunión de incrédulos cristianos».
Es un acto claramente premeditado para sembrar el terror entre los católicos de la región, tal y como ha declarado el jefe de seguridad de la universidad.
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Mindanao, donde tuvo lugar el ataque, se ha convertido en un polvorín debido a la presencia de grupos yihadistas afiliados a ISIS, que pretenden imponer el Islam.
Esta no es la primera vez que los cristianos son objeto de la barbarie terrorista en la isla. En 2017, los militantes islamistas del grupo Maute sitiaron la ciudad de Marawi durante meses.
El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., ha condenado con firmeza el «insensato y brutal acto perpetrado por terroristas extranjeros», prometiendo llevar a los culpables ante la justicia.
Fuente: ISIS bombing at Catholic Mass in the Philippines leaves at least four dead, dozens wounded
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