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El arzobispo emérito de La Plata, Héctor Aguer, destacó en un reciente ensayo la postura del presidente argentino Javier Milei en contra del feminismo durante su discurso en el Foro Económico Mundial de Davos en enero. Aguer contrastó esta posición con la tendencia en el Vaticano, bajo el pontificado del Papa Francisco, de promover una mayor presencia de mujeres en círculos de toma de decisiones en la Iglesia.
«Milei relacionó acertadamente esta posición con ‘la agenda sangrienta del aborto’, lo que dijo bajo la nariz del abortismo internacional», señaló el prelado. Agregó que el tema del feminismo está muy vigente en la Iglesia, donde se propone una vez más una mayor presencia femenina en círculos decisorios.
Aguer lamentó que en un momento en que crecía la demanda de empoderamiento feminista, «el Papa Bergoglio no quiso seguir el camino trazado por San Juan Pablo II en su carta apostólica Mulieris Dignitatem». En su lugar, consideró que «Roma ya no asume el papel de Cefas (Roca), sino que ha optado por ser la punta de lanza del progresismo».
El arzobispo emérito citó un pasaje de la primera carta de San Pablo a Timoteo sobre la condición de la mujer cristiana, ajena a todo feminismo. Destacó la referencia del apóstol a la maternidad y su vínculo con la salvación como parte de «la armonía del orden natural, con plena gracia».
Aguer cuestionó que el episcopado argentino, «obsesionado con el problema de la pobreza, no está asumiendo su deber de evangelizar la cultura, lo que deja a los fieles indefensos en una batalla cultural donde el papel decisivo lo desempeñan los discípulos locales de Antonio Gramsci».
En una reciente reunión con Milei, los obispos le expresaron su preocupación por la crisis actual y le pidieron brindar alivio a sectores vulnerables que padecen falta de alimentos y medicinas.
«Esta obsesión episcopal está exigiendo una continuación de los subsidios de la década anterior. ¿Cuál es el aporte de la Iglesia? ¿El laicado católico? ¿Y Cáritas?», cuestionó el prelado.
Aguer opinó que los obispos deberían haberle obsequiado a Milei el Catecismo de la Iglesia Católica en lugar de un libro con mensajes y discursos del Papa Francisco. «El franciscanismo de los obispos es elemental y los despoja de personalidad. No es el Papa el que directamente gobierna la Iglesia argentina», concluyó.
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