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En la madrugada de este domingo primero de mayo, Angelita Hernández, la política santandereana que abanderó la lucha por la vida y contra la ideología de género en los colegios, murió luego de enfrentar un violento cáncer de médula ósea.
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe’
(2 Tim. 4:6-7)
Entregó su vida dando la “buena batalla” en los campos que realmente cuentan: por ser fiel a Cristo, de cuyo amor fue testimonio; por Jefferson, providencial compañero infatigable, por su hijo Óscar David, a quien le escribía un libro, y finalmente, por su país, defendiendo la dignidad de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, así como la libertad de padres y colegios para educar sin ideología de género.
“Llevo tres cuadernos con las vivencias de día de su día a día y la memoria de su vida. Esos textos son para su hijo. Cuando aprenda a leer, leerá del puño la mejor herencia.
La vida es efímera, silenciosa y rápida. No sé cuánto tiempo tenga la oportunidad de estar aquí. Sólo me queda decirte que te amo cada día me existencia y que te dejo en este libro la memoria física de mi amor y el anhelo de que crezcas toda la vida redondeado de mí.”
– Ángela Hernández para su hijo Óscar David
Presintiendo el desenlace, Ángela publicó en sus redes una especie de testamento espiritual, una cita de Filipenses con la que se muestra lista para entregar su alma a Dios:
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Mientras los principales medios de comunicación ponen todos sus recursos en normalizar el aborto y el suicidio, a través de especiales propagandísticos de quienes prefieren quitarse la vida antes que asumir el peso de la enfermedad; la entereza, la generosidad y el amor con la que Ángela enfrentó el dolor, la enfermedad y la muerte, nos enseña lo que realmente significa morir con dignidad.
Su vida y su muerte son un triunfo de la Cultura de la Vida sobre la Cultura de la Muerte.
Justo luego de la Marcha Nacional por la Vida, en la fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores, quien es también patrono de la buena muerte, Ángela nos deja el testimonio de una serenidad y un amor capaces de superar la tristeza y el dolor de la más devastadora enfermedad.
Un ejemplo que sin duda acudirá en auxilio de muchos que en un momento de debilidad se sientan avasallados por las inhumanas soluciones que ofrece la Cultura de la Muerte.
Desde Razón+Fe pedimos oraciones, misas y acciones de piedad por el alma de Ángela y por el consuelo para su familia y amigos, en especial para sus padres, su esposo y su hijo Óscar David.
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