Gran consternación generó la decisión del Cardenal Bagnasco de ordenar la cancelación de varias vigilias convocadas por sacerdotes italianos de la diócesis de Génova, para reparar por la ofensa realizada con el desfile del «orgullo gay».
La instrucción de cancelar El Rosario y la Adoración Eucarística en tres parroquias fue dada por el obispo auxiliar Nicoló Anselmi, el día anterior de la fecha programada.
De acuerdo con el periódico La Nuova Bussola Quotidiana, el motivo dado a las parroquias era que el Cardenal consideraba «inapropiadas» las iniciativas.
«Lamentamos tener que informarles que la curia diocesana ha solicitado a sacerdotes y líderes, cancelar las convocatorias públicas de oración y reparación«, dijo un comunicado de la organización Santo Rosario en Italia qué coordina las convocatorias.
Sin embargo, en la misma Diócesis se vienen convocando «vigilias anti homofobicas» desde 2017. El mismo Obispo auxiliar, Anselmi, presidió una de esas vigilias convocadas por grupos LGTB para honrar las «víctimas de homofobia, transfobia y otras formas de discriminación».
El periódico destacó la importancia de dar una verdadera respuesta católica a estos fenómenos, en lugar de simplemente «agachar la cabeza frente al poder y a las voces de intimidación«.
San Juan Pablo Segundo condenó la marcha del orgullo gay del año 2000 y diciendo que sentía «una profunda tristeza» por «la ofensa a los valores cristianos de una ciudad tan querida por los católicos del mundo«.
«La iglesia no puede quedarse callada en relación con la verdad, porque traicionaría su fidelidad al Dios Creador y no ayudaría a distinguir entre el bien y el mal«, dijo el santo papa polaco en un Ángelus desde ese año.
