El incidente sucedió cuando el chófer les pidió a 3 mujeres jóvenes que se subieron sin pagar su boleto, que se bajaran del vehículo.
Según testigos que grabaron lo ocurrido, las mujeres pidieron que las llevarán gratis de forma prepotente y se sentaron en los asientos del fondo.
Cuando el conductor se niega a seguir con la ruta y les pide de buena manera que se bajen, las mujeres comienzan a pegarle e incluso le persiguen por la calle para seguir golpeándolo.
Una mujer le pide a los demás hombres del colectivo que ayudan a bajarlas, pero todos se quedan quietos y uno de ellos les explica que no pueden tocarlas porque son mujeres y pueden denunciarlos.
Horas más tarde una de las mujeres, identificada como Ariiana Bl, publicó en su perfil de Facebook una disculpa por lo sucedido:
«La verdad que estoy arrepentida de lo que hice. No puedo comprender cómo llegué a ese tremendo papelón. El día de hoy estoy avergonzada y estoy arrepentida. Y estoy dando la cara y haciéndome cargo de lo que hice. No es que estoy justificando mi comportamiento. Solo quiero pedirle disculpas, miles de disculpas, por haberle hecho pasar tan feo momento», escribió.
Este caso ilustra como la legislación de violencia contra la mujer está generando un sentimiento de impunidad frente a los actos de violencia cometidos por mujeres, que crea un incentivo para la violencia feminista que algunas aprovechan para intimidar al resto de la sociedad, hombres y mujeres pacíficos y de bien.
