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El Vaticano emitió una declaración sobre la dignidad humana abordando preocupaciones como la teoría de género, el cambio de sexo, la gestación subrogada y la eutanasia, además del aborto, la pobreza, la trata de personas y la guerra.
La declaración, titulada Dignitas Infinita, afirma que la Iglesia destaca estos temas «con esperanza, confiada en el poder que fluye de Cristo resucitado».
El documento advierte contra las amenazas a la dignidad humana desde la concepción, durante la procreación y hacia el final de la vida. Cita la encíclica Evangelium Vitae de San Juan Pablo II sobre el aborto y la exhortación apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco, que señala que los niños por nacer son «los más indefensos e inocentes entre nosotros».
La declaración también advierte sobre la rápida expansión de la eutanasia y el suicidio asistido en algunas partes del mundo, y critica la práctica de la gestación subrogada por convertir al niño en un «mero objeto» y al respecto dice:
…es único en la forma en que utiliza una comprensión errónea de la dignidad humana para volver el concepto de dignidad en contra de la vida misma.
Dignitas Infinitas
Además, rechaza la ideología de género y los intentos de oscurecer la diferencia sexual entre hombre y mujer, afirmando que pretende negar la mayor diferencia posible que existe entre los seres vivos: la diferencia sexual.
El Vaticano condena la discriminación injusta, la agresión y la violencia hacia individuos basadas en su orientación sexual. Confirma que la legítima defensa es permisible, pero que no se debe recurrir a la violencia, recordando lo afirmado por el Papa Francisco.
«La guerra es siempre una derrota de la humanidad'»
SS Francisco
La declaración aborda los problemas de la pobreza, la trata de personas, el abuso sexual y la violencia contra las mujeres. Destaca la dignidad de grupos marginados como migrantes y personas con discapacidad, condenando la «cultura del descarte».
El prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, enfatiza que la Iglesia considera necesario condenar estas graves violaciones de la dignidad humana, ya que no se puede separar la fe de la defensa de la dignidad, la evangelización de la promoción de una vida digna, y la espiritualidad del compromiso con la dignidad de cada ser humano.
