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Un estudio innovador revela que los niños cuyos padres se divorcian antes de los cinco años enfrentan consecuencias significativas en su vida adulta, incluyendo ingresos considerablemente menores y mayores riesgos de embarazo adolescente y encarcelamiento.
La investigación, reportada por Mike Schneider de Associated Press, es fruto de una colaboración sin precedentes entre la Universidad de California en Merced, la Oficina del Censo de Estados Unidos y la Universidad de Maryland. Los investigadores analizaron una extensa base de datos que incluye registros federales de impuestos, Seguridad Social y datos censales, siguiendo la trayectoria de vida de niños nacidos entre 1988 y 1993.
Los hallazgos son contundentes: los adultos que experimentaron el divorcio de sus padres a los cinco años o antes ganan un 13% menos que sus pares cuyos padres permanecieron unidos durante su primera infancia. En contraste, cuando el divorcio ocurre después de que el hijo cumple 18 años, prácticamente no se observa impacto en sus ingresos futuros.
«Estos cambios en la vida familiar revelan que, más que un shock legal aislado, el divorcio representa un conjunto de tratamientos – incluyendo pérdida de ingresos, cambios de vecindario y reestructuración familiar – cada uno de los cuales podría afectar los resultados de los niños», señalan los autores del estudio.
La investigación también encontró una correlación significativa entre el divorcio temprano y el embarazo adolescente, especialmente cuando la separación ocurre antes de que el hijo cumpla 15 años. Asimismo, se identificó un mayor riesgo de encarcelamiento en estos casos, aunque estos efectos no se manifestaron cuando el divorcio sucedió en la edad adulta temprana de los hijos.
El impacto emocional, aunque no fue el foco principal del estudio, se refleja en testimonios como el de Brandon Hellan, un residente de Missouri, quien compartió con Associated Press cómo el divorcio de sus padres, ocurrido cuando él tenía veinte años, afectó su capacidad para establecer relaciones duraderas:
«Realmente creo que el divorcio de mis padres me hizo levantar estos muros y tratar las relaciones como si fueran alquileres, temporales».
Los investigadores concluyen que «dado que el divorcio tiene efectos negativos en los resultados de los niños y es más prevalente entre familias de bajos ingresos, abordar sus impactos puede ser crucial para reducir la transmisión intergeneracional de la desventaja».
Si bien la tasa de divorcio en Estados Unidos ha mostrado una tendencia descendente – pasando de más del 10% en 2008 a aproximadamente 7% en 2022 – las estadísticas siguen siendo preocupantes: casi uno de cada tres niños estadounidenses experimenta la separación de sus padres.
La Iglesia Católica sostiene que el matrimonio es una institución sagrada e indisoluble, establecida por Dios para el bien de los cónyuges y la procreación y educación de los hijos. El Catecismo de la Iglesia Católica enfatiza que el divorcio constituye una ofensa grave contra la ley natural y representa una herida en el testimonio de la fe cristiana, además de poder convertirse en ocasión de escándalo. La Iglesia aboga por la reconciliación cuando sea posible y ofrece acompañamiento pastoral a las familias en crisis.