“Bergoglio tiene ochentaitrés, yo, noventaiséis para noventaisiete. Pero el jueves nos volvimos a reunir en Santa Marta, en el Vaticano”, escribe en su columna del diario anticlerical La República, que fundó en Italia.
«No pudimos evitarlo, así que volvimos a abrazarnos física y mentalmente. El tema fue el del clima, pero dicho así parece una tontería”.
Los periódicos encuentros del Papa Francisco con el viejo periodista ateo han sido fuente de numerosos escándalos, al afirmar por ejemplo que el Papa no cree que las almas que rechazan a Dios vayan al Infierno o que niega la Resurrección física de Cristo, precisamente lo que muchas personas en pie de guerra con la Doctrina de la Iglesia, quisieran escuchar.
La explicación vaticana al respecto se ha centrado en que el periodista no usa grabadora ni toma notas, por lo cual «las palabras que atribuye al Santo Padre no son exactas», cuestión que deja un campo fértil a la imaginación sobre lo que en verdad podría o debería pensar el Papa sobre esos temas.
Del Papa nunca se ha escuchado ni una palabra para confirmar, negar o rectificar esas escandalosas entrevistas, y se dice que es por el generoso afecto que profesa hacia su viejo amigo comunista, a quien no quisiera contrariar públicamente.
Ante lo cual otros responden que «como Vicario de Cristo, su responsabilidad sobre sus hijos, de “fortalecerlos en la fe”, está muy por encima. El daño que pueden causar estas declaraciones desmentidas a medias (algunas, nada en absoluto) es incalculable«.
Afortunadamente esta vez no hay herejías
Según Scalfari el Papa “ha descubierto en estos últimos meses el problema del clima terrestre. De estos problemas no había hablado nunca hasta ahora con el Papa Francisco”.
Según el poco confiable periodista italiano, estas habrían sido las palabas del Pontífice:
“Pensemos –me ha dicho el Papa– en esos lugares rebosantes de biodiversidad que son la Amazonia y la cuenca fluvial del Congo con sus grandes acuíferos. La importancia de lugares como esos para el conjunto del Planeta y para el futuro de la humanidad son de gran importancia (sic). En realidad están cambiando también los océanos y los ríos. Los técnicos se ocupan de ello, pero la política está secuestrada por otros problemas. Compete a la Iglesia gran parte de esta labor. Todas las comunidades cristianas tienen un papel importante que desempeñar en esta educación».
Fuente: Otra vez Scalfari, siempre Scalfari.
