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La Santa Sede expulsa a destacados miembros del Sodalicio de Vida Cristiana, incluyendo al arzobispo José Antonio Eguren y al periodista Alejandro Bermúdez, por graves abusos, según recoge Infovaticana.
La Conferencia Episcopal de Perú informó que el Papa Francisco decidió expulsar del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) a su ex superior general Eduardo Antonio Regal Villa y al arzobispo emérito de Piura José Antonio Eguren, a quien el Papa había despojado de su cargo antes de tiempo hace algunos meses.
También fueron expulsados los ex superiores regionales Rafael Alberto Ismodes Cascón y Erwin Augusto Scheuch Pool, así como los ex formadores Humberto Carlos del Castillo Drago, Óscar Adolfo Tokumura Tokumura y Daniel Alfonso Cardó Soria.
Asimismo, el Sumo Pontífice decretó la salida de otros destacados miembros del SVC como Ricardo Adolfo Trenemann Young, Miguel Arturo Salazar Steiger y el periodista Alejandro Bermúdez Rosell.
Estas drásticas medidas se suman a la expulsión de Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio, ocurrida en agosto pasado.
Los motivos de las expulsiones, según el comunicado de la Conferencia Episcopal, están relacionados con “la gravedad de los abusos denunciados por las víctimas”. Se trata de casos de abuso físico, incluso con sadismo y violencia, abuso de conciencia con métodos sectarios, abuso espiritual, abuso de autoridad como episodios de hackeo de comunicaciones y acoso laboral, abuso en la administración de bienes eclesiásticos y abuso en el ejercicio del apostolado periodístico.
«Este último caso pone en jaque a todos aquellos periodistas católicos que se dedican a la información religiosa y guardan algún tipo de relación con alguna realidad eclesial», concluye Infovaticana.
La nota concluye con una petición de perdón del Papa Francisco y los obispos peruanos a las víctimas, y ruegan al Sodalicio que inicie un proceso de justicia y reparación.
Esta purga en la cúpula del Sodalicio pone en evidencia que los graves abusos en su interior no eran casos aislados, y compromete seriamente a aquellos periodistas católicos que mantienen vínculos con realidades eclesiales.