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La Declaración de Independencia y el Derecho a la Vida: Una Deuda Pendiente
En el corazón mismo de la identidad estadounidense, las palabras inmortales de 1776 proclamaron que todos los hombres son creados iguales y dotados por su Creador de derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Sin embargo, casi dos siglos y medio después, Troy Newman, presidente de Operation Rescue, señala una profunda contradicción en la sociedad americana actual.
«Celebramos con justicia la abolición de la esclavitud y los avances en los derechos de las mujeres. Pero ¿cómo podemos festejar la libertad cuando decenas de miles de nuestros semejantes son privados del derecho más básico —el derecho a la vida— antes de dar su primer respiro?», cuestiona Newman en un análisis que confronta los principios fundacionales de la nación con su realidad presente.
Newman entrelaza la tradición constitucional americana con la defensa de la vida desde la concepción.
«El bebé no nacido tiene un corazón latiente, una identidad distintiva y un alma eterna. Sin embargo, en la América actual, ese bebé puede ser desmembrado, descartado y deshumanizado en nombre de la ‘elección’. Esto no es libertad. Esto no es justicia. Esto es una mancha nacional en nuestra conciencia», afirma categóricamente.
La comparación con otros momentos cruciales de la historia estadounidense es un elemento central en su argumentación. Así como los Padres Fundadores comprometieron sus vidas, fortunas y sagrado honor para asegurar la libertad de la tiranía británica, Newman afirma que la sociedad actual debe dedicarse a proteger la vida en gestación.
«La lucha por la vida es la batalla por los derechos civiles de nuestra época», declara.
El texto cuestiona a organizaciones como Planned Parenthood, que «se disfrazan como proveedores de servicios de salud mientras comercian con la muerte». Su posición es inequívoca:
«El aborto no es atención médica. Es la destrucción intencional de vida humana inocente, y es profundamente antiamericano».
Newman establece un paralelismo entre la lucha por la independencia americana y la necesidad de proteger la vida desde la concepción.
«Hasta que cada niño en el vientre materno esté protegido por la ley y sea bienvenido en la vida, la promesa de América permanece incumplida».
El llamado a la acción es contundente:
«Declaremos hoy, este Cuatro de Julio, que no nos detendremos. Rezaremos, hablaremos, protestaremos e intervendremos hasta que la última clínica abortista cierre sus puertas, hasta que la ley refleje la verdad: todo ser humano, nacido y no nacido, es creado igual».
Fuente: We Need a Declaration of Independence for Unborn Children