Razón+Fe consiguió una entrevista exclusiva con sor Lucía Wilma Sandoval Rodríguez, hermana de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia (MCI). A sus 83 años de edad, se mantiene lúcida y con una sólida memoria, al punto que la consideran en su entorno como una referente para contar la historia de la congregación. Gracias a ella, pudimos conocer más detalles sobre la trayectoria de las cruzadas, que recientemente cumplieron 100 años de haber sido fundadas por una gran santa: Nazaria Ignacia March.
Sor Lucía empezó a servir a la Iglesia como catequista a sus 16 años de edad en la parroquia La Merced de Santa Cruz de la Sierra; cuenta que entonces ya era muy feliz dando 3 horas de su tiempo para servir en esa área. Un año después, al decidirse por la vocación religiosa, profesó sus votos perpetuos en febrero de 1969, cinco años después de los votos temporales: «Yo dije: “¿Qué sería si 24 horas yo doy al Señor? ¿Qué sería”, ¡y no me equivoqué!». Quiso entregar más de su tiempo para Dios, pues «la mayor felicidad es ser solo de Dios y para Dios», según comenta.
La hermana cuenta que las MCI, a falta de la exigencia de hábito (debido a las reformas posconciliares), tienen dos signos distintivos en su vestimenta: un anillo y una cruz. La cruz, que cuelga de una cadena, contiene la inscripción en latín «pro ecclesia tua» (por tu iglesia); al otro lado de la cruz, se encuentra el escudo de la Iglesia.
El anillo se lo dan a las hermanas cuando hacen los votos perpetuos, lo cual sucede como a 8 o 9 años de haber hecho sus votos temporales. El anillo tiene inscrita la frase de san Pablo: «Ya no vivo yo, sino es Cristo quien vive en mí».
Una fundadora santa
La congregación nació en Bolivia; específicamente, en la ciudad de Oruro, el 16 de junio de 1925. La hermana Nazaria Ignacia fue, en palabras de sor Lucía, «una mujer muy amante de Cristo, muy misionera; una mujer que supo amar». Santa Nazaria fundó a las MCI viendo problemas graves en la región altiplánica de Oruro, como la pobreza extrema, la postergación de las mujeres y la confusión provocada por las sectas evangélicas, «ojalá fueran evangélicas», afirma la hermana Sandoval.
La condición que le dieron a santa Nazaria era que tenga a su disposición 9 compañeras para iniciar su congregación. Ella terminó sobrepasando esa cantidad, al punto que dos años después de fundadas las MCI, en 1927, tenían ya más de 50 hermanas. Poco a poco, el éxito de la iniciativa se iría replicando en otras regiones de Bolivia.
Aquel mismo año veintisiete, santa Nazaria fundó a las MCI en La Paz, donde consiguieron su primera casa y funcionaba el noviciado. Con el tiempo, el Ejército boliviano terminaría quitándole aquellos predios a las hermanas.
En 1928, las MCI se establecieron en la ciudad de Cochabamba; en 1929, en Potosí; en julio de 1930, en Santa Cruz de la Sierra; este mismo año, en Buenos Aires (Argentina) y Uruguay; en 1936, en España. «Ella nos quería valientes, esforzadas, sin miedo… por eso nos puso el nombre de cruzadas», afirma sor Lucía.
La iniciativa comenzó bajo el nombre de Congregación de Misioneras de la Cruzada Pontificia, pero eso cambiaría con el paso de los años al lograr la aprobación canónica. Fue también una boliviana, 2.ª general de la congregación, la hermana Victoria de María Vallejos, quien consiguió el nombre con la aprobación definitiva de la congregación el 9 de junio de 1947: Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Este gran grupo de mujeres entregadas a Dios procuró abrir, en cada lugar donde podía, academias e institutos de secretariado. Alfabetizaba a los campesinos y establecía misiones en zonas rurales.
En Bolivia, la primera mitad del siglo XX, se sufría mucho —y se sigue sufriendo— la escasez de vocaciones, pues golpes duros como la expulsión de los jesuitas en 1767 debilitaron el potencial evangelizador de la Iglesia. Faltaban catequistas y sobraban laicos, pero gracias a las MCI, 2 o 3 parejas de hermanas acudían juntas a los pueblos para evangelizar. En el caso específico del departamento de Santa Cruz: hacia el norte, por los valles mesotérmicos occidentales y en la Chiquitanía oriental.
Sor Lucía resalta que, para las MCI, había una consigna: «Lo principal es que el hombre conozca que Dios lo ama». Si el hombre está enfermo, curarlo; si está ignorante, enseñarle; si está hambriento, alimentarlo. También remarca que la doctrina católica nos enseña que hay un solo bautismo, una sola fe y un solo Señor.
Además, la hermana está de acuerdo con la idea de que todo bautizado es misionero, no solo los sacerdotes o las monjas. Concretamente, ella recuerda que el Concilio Vaticano II impulsa a dicha acción, y lo hizo especialmente Pablo VI con su encíclica Evangelii nuntiandi (1975).
Este año, para celebrar el centenario de las MCI, se programó actividades en cada departamento de Bolivia. Las diócesis de Oruro, Tarija y Potosí celebraron el centenario de su fundación el año pasado, pero habrá una fiesta especial este 22 de junio en Oruro para celebrar no solo su aniversario como diócesis, sino también a las misioneras cruzadas.
Un dato importante que menciona sor Lucía sobre santa Nazaria es que ella hablaba de una «obra total», es decir, quería que no solo consagrados, sino también seglares se contagien de cómo las MCI hacen las cosas para vivir ellos su propio apostolado. En este sentido, la obra total incluye a laicos que «viven el carisma de santa Nazaria Ignacia, de amor a Cristo, la Iglesia extendiendo el Reino desde sus especialidades», según aclara la hna. Sandoval.
Particularmente, destacan las Misioneras Seglares de la Iglesia, que se consagran a Dios pero viven de su profesión en su casa o donde puedan; tienen su propia general (la actual general se encuentra en Chile). Hay misioneras seglares en España, Perú, Colombia, Centroamérica, Chile y Bolivia (Oruro, Sucre y Santa Cruz).
Otro grupo destacado es la FENI (Familia Extensiva Nazaria Ignacia), aprobada por Roma en 2004. Las personas que lo conforman dan testimonio de Cristo y la Iglesia desde la familia, el trabajo y otros lugares. Sacerdotes diocesanos de España, Argentina y Centroamérica también cooperan con las MCI mediante el grupo SANI (Sacerdotes Amigos de Nazaria Ignacia).
Clic aquí para ver la galería de fotos de santa Nazaria Ignacia March en el portal de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Otras protagonistas
Sor Lucía pudo compartir con más de un centenar de hermanas la experiencia de ejercer su vocación. Una en particular a la que cita como gran influencia en las MCI es la madre María Pía, quien sacó en limpio los 4 diarios que dejó escritos santa Nazaria por orden de su director espiritual. La madre apoyó mucho a la 2.ª superiora general de la congregación, Victoria Vallejo.
Otro personaje a quien cita sor Lucía es la hermana Aida Salek Gutiérrez (1936-2011), cruceña, que incluso alguna vez fue nombrada vicecanciller de la Iglesia cochabambina y ejerció como madre general de la congregación. Otra gran mujer de la congregación, dice sor Lucía, fue la madre María Victoria Azuara Carrasco, que vive actualmente en España, completamente lúcida a sus 96 años, y fue quien de hecho formó a sor Lucía.
Fue la madre Azuara quien vivió el milagro que sirvió como prueba definitiva para canonizar a Nazaria Ignacia March. En alguna ocasión, el cerebro se le había llenado de sangre y no podía hablar. Luego de muchas diligencias y preocupaciones, tras oraciones llenas de fe pidiendo la intercesión de la madre Nazaria, la afectada recuperó el habla y se curó del mal que padecía.
Las primeras novicias que trajo santa Nazaria a Bolivia fueron Ana María Poves, Margarita Torrubia (fundadora del colegio María Goretti en Santa Cruz de la Sierra), Carmen Quijano y María de la Caridad Palanca; ellas partieron de Cádiz hacia América el 7 de octubre de 1942. En particular, Poves, Torrubia y María del Carmen González editarían más adelante los diarios de santa Nazaria para disponibilidad del público en general.
Entre las integrantes del 2.º grupo de mujeres que llegó a Bolivia para iniciar su noviciado con las MCI, nuestra entrevistada menciona a Lucía Sarmentero, María Victoria Azuara y Josefa Lafuente. En cuanto al 3.º grupo, algunas hermanas destacadas son Cristina Ventura, Encarnación Auxiliadora Fernández y Elisa Rosales.
Obras sociales de las misioneras cruzadas
Consultada respecto a las obras sociales de las MCI en Bolivia, sor Lucía explicó con detalle varias iniciativas en diversos rincones del país. Las misioneras cruzadas han dejado gran impacto en los 9 departamentos del país, con las actividades que requería cada momento y contexto.
Oruro es la “casa cuna” donde nació la congregación de las MCI. Ahí se brinda un almuerzo solidario de lunes a sábado, para cerca de 200 personas a diario; gente necesitada de la calle. Adicionalmente, las hermanas brindan servicios de salud en primeros auxilios junto con médicos.
Cabe destacar también que las cruzadas cuentan con un museo que alberga elementos históricos especiales de la congregación. Algo destacable del museo es el cuerpo incorrupto de santa Nazaria Ignacia, que permanece como si recién hubiera fallecido desde 1943. Esta gran reliquia se conserva en el templo del Nazareno.
En Potosí, donde las cruzadas estuvieron desde 1929 hasta 2024, llevaron a cabo iniciativas como la Escuela de Cristo, algunas academias, formación profesional, actividad en parroquias y comunidades de base, y pastoral social. Adicionalmente, establecieron centro de ayuda en torno a las minas, ya que Potosí es una región altiplánica con alta explotación mineral. En una época en que muchos mineros quedaron desempleados, las cruzadas y los padres redentoristas abrieron varias iniciativas, entre ellas: taller de 70 obreras, comedor de niños, biblioteca, parque, duchas calientes y servicio higiénico. Asimismo, las MCI ayudaron con la búsqueda de agua, ya que el territorio potosino carece de ella. Puntualmente, enseñaron a los jóvenes a usar dinamita para ablandar las piedras: prendían la mecha, se iban corriendo y se echaban al piso para esperar el efecto.
Otra población beneficiada por las cruzadas es Puerto Rico (departamento de Pando, norte amazónico de Bolivia), donde ellas llevan misionando desde 1992; ahí tienen un gran Centro Educativo de Adultos (CEA). En Trinidad (departamento del Beni), también lograron abrir un CEA. Inclusive, las misioneras acudían al campo los fines de semana, visitando pueblos en avioneta, acompañadas de médicos y sacerdotes. La región beniana, carente de suficientes carreteras, es muy húmeda y boscosa, por lo cual muchas veces el transporte ahí se tiene que hacer por aire o por agua.
En Cala Cala (departamento Cochabamba), las cruzadas tienen una casa de retiro espiritual; igual en La Paz, aunque ahí también funciona como residencia de universitarios y se encuentra en la av. Armentia (es una casa de 3 pisos). En la ciudad de Cochabamba tienen también misioneras seglares. Cerca de la ciudad de La Paz, las MCI llevan ejerciendo 50 años de misión en Copacabana. En Tarija, también abrieron residencias y un hogar, pero además, tienen una escuela multifuncional en el barrio Espinal.
En Sucre (departamento de Chuquisaca), cuentan con la residencia universitaria desde hace 60 años, así como también con una librería católica, la pastoral juvenil y las comunidades de base. Las MCI están presentes también en Machaca de La Paz, en Yawisla de Potosí, en Toledo de Oruro y en Begoña de Trinidad, teniendo en esta ciudad particular una escuela de chicos campesinos. Las hermanas también formaron a laicos animadores en el campo, sobre todo en Pando y Beni, para que hagan la ‘celebración de la palabra’ los domingos.
Las cruzadas en Santa Cruz de la Sierra
En la capital del departamento de Santa Cruz, ubicado en la zona de los llanos, las MCI también llevaron a cabo una intensa labor de servicio a la sociedad, mediante la administración de escuelas y hogares. Ellas comenzaron en julio de 1930, fundando el Hogar de Pobres, al cual añadieron múltiples servicios misioneros rurales y urbanos. También en territorio cruceño y de departamentos colindantes, las MCI sirvieron atendiendo a los huérfanos cuyos padres fallecían combatiendo en la Guerra del Chaco (1932-1935). Ya para 1972, ellas entregaron la casa del Hogar de Pobres a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.
Otra obra de las MCI en Santa Cruz es la Casa Nazaria Ignacia, de Acogida Transitoria a Adolescentes y Jóvenes Migrantes, cuyo periodo de mayor actividad fue el que va de 1997 a 2010. Este último fue el año en que se cambió el proyecto ante otra necesidad más urgente: un Hogar de Niñas y Adolescentes Nazaria Ignacia, que acoge a menores lastimadas por violencia intrafamiliar, y ese es el que existe actualmente.
Una obra muy destacable de las hermanas es una escuela llamada Núcleo Educativo María Goretti II; es ahí donde Razón+Fe consiguió entrevistar a sor Lucía para este reportaje. Pero ¿por qué II y no I? Explica la consagrada que sus hermanas prestaron su casa llamada María Goretti a una fiscal, y los funcionarios del gobierno se quedaron con ella, por lo cual ya quedó usurpado el nombre de Goretti y las MCI tuvieron que adaptarse colocándole “II” a su iniciativa.
El Instituto Comercial María Goretti se fundó el 21 de julio de 1957, con el nombre de Academia Isabel la Católica, por obra de la superiora general de las cruzadas, Victoria Vallejos. Actualmente, es un colegio primario y secundario mixto, que forma bachilleres a nivel técnico y humanístico.
Comenzó como un hogar de pobres, que a la vez funcionaba como servicio misionero para el campo y la ciudad. Con el tiempo, pasó a ser academia, luego instituto y ahora núcleo educativo. En un principio, muchas mujeres acudían a la academia desde el Beni, las provincias cruceñas y los barrios alejados de Santa Cruz, con el fin de formarse en habilidades manuales, lectura, escritura y aritmética.
Hubo una época en que, antes de que las chicas del instituto terminen los 3 años intensivos de estudio técnico, llegaban pedidos de mano de obra para fábricas y otros lugares, porque las muchachas del María Goretti tenían muy buena formación. Entre algunas de las profesoras más destacadas en la instrucción de las jóvenes, se encuentran la hna. Lucía, española, que enseñaba Gramática; la srta. Aida Castedo, que impartía Aritmética; y la srta. Marcia Saucedo, que enseñaba Moral.
Actualmente, en este colegio, desde 1.º de primaria hasta 6.º de secundaria, los estudiantes se titulan en Contabilidad a nivel técnico medio. Desde 4.º de secundaria, los jóvenes tienen clases aparte para su formación especializada, por lo cual deben acudir al colegio los sábados, pues tienen un estudio más fuerte para conseguir una carrera media.