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Un sacerdote de Los Ángeles narró recientemente la historia de una mujer cuya enfermedad terminal se curó repentinamente después de rezarle al beato Pier Giorgio Frassati.
«Una mujer joven tenía cáncer terminal. Los médicos le dieron seis meses de vida«, dijo el padre Matt Guckin en una homilía.
«Su esposo, desesperado, fue a verme y me pidió que rezáramos juntos por un milagro. Le di una reliquia del beato Pier Giorgio Frassati y le pedí que se la diera a su esposa enferma».
Según el padre Guckin, el esposo llevó la reliquia a su esposa esa noche y «se despertó a la mañana siguiente completamente curada. Los médicos no pudieron encontrar rastro alguno de cáncer en su cuerpo».
El padre Guckin es párroco de la iglesia St. Victor Catholic Church en West Hollywood, California. Contó esta historia durante una homilía mientras reflexionaba sobre el Evangelio del día.
El beato Pier Giorgio Frassati, que murió en 1925 a la edad de 24 años, era conocido por su profunda devoción y su servicio activo a los pobres. Fue beatificado por San Juan Pablo II en 1990, quien lo llamó el «hombre de las ocho bienaventuranzas».
Dios también obra milagros gracias a la intercesión de los santos. Para que una cura se considere un milagro en el proceso de canonización, debe ser inmediata, completa y duradera, sin tratamiento médico que la explique.
Si el Vaticano verifica que esta curación repentina e inexplicable de cáncer terminal se debió a la intercesión de Frassati, podría avanzar la causa del beato italiano hacia la santidad.
Frassati ya goza de una amplia devoción popular entre los jóvenes católicos, que lo ven como un modelo de santidad, alegría y servicio desinteresado.
Los santos y beatos que están en el cielo pueden interceder ante Dios por nuestras necesidades. Alabar a Dios por obrar estos milagros es una expresión de fe en su infinito poder y misericordia.
Fuente: Miracle in Los Angeles: Priest recounts Frassati’s intercession in healing
