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Michael Jackson fue mucho más que el «Rey del pop». Detrás de su imagen pública como estrella mundial de la música, se escondía un hombre profundamente religioso, que encontró refugio y consuelo en la fe cristiana.
Criado como Testigo de Jehová por su madre, Michael abandonó esta congregación en 1987, insatisfecho con sus estrictas normas que no le permitían desarrollar su carrera artística. Comenzó entonces un itinerario “espiritual” en busca de su verdadera identidad religiosa. Leyó la Torá judía y el Corán musulmán, y estudió filosofías orientales, hasta llegar a concluir que “todas las religiones adoran al mismo Dios, manifestado de distintas formas”.
Su momento de epifanía llegó en 1988, cuando visitaba Roma para dar un concierto. Paseando por la ciudad, escuchó el Ave María de Schubert proveniente de la iglesia de Ponte Milvio y, atraído por la belleza de esa música cristiana, decidió entrar. Allí conversó largamente con el párroco, quedando fascinado con la profundidad y la estética de la fe católica.
A partir de ese momento, Michael se acercó cada vez más al catolicismo, admirando especialmente al Papa Juan Pablo II, a quien consideraba “un faro de luz y esperanza“. Incluso intentó organizar un concierto benéfico en el Vaticano para recaudar fondos y construir un hospital infantil en Albania, proyecto que no prosperó.
Según relatan personas cercanas, Michael oraba y leía la Biblia a diario, e hizo donativos por más de 500 millones de dólares a causas caritativas cristianas durante su vida. Tenía también una vasta biblioteca sobre espiritualidad y pasaba horas en librerías adquiriendo nuevos ejemplares para seguir cultivando su fe.
Esta faceta de Michael Jackson como cristiano comprometido, contrasta fuertemente con la imagen frívola y extravagante que proyectaba sobre los escenarios. De hecho, en su vida privada era una persona muy tímida, sensible y bondadosa.
Los últimos años del cantante estuvieron ensombrecidos por falsas acusaciones de abuso infantil que finalmente fueron desestimadas en los tribunales, pero que dañaron para siempre su reputación.
La directora Liana Marabini busca reivindicar su figura en el documental “Un regalo de Dios”, que muestra precisamente al Michael Jackson creyente, familiar y caritativo. Se espera que esta película sirva para restaurar el buen nombre de una superestrella incomprendida, que dedicó su talento y fortuna a llevar alegría al mundo, inspirándose en los valores del Evangelio cristiano que abrazó fervorosamente.
Fuente: La fe oculta de Michael Jackson y su viaje espiritual al catolicismo – Exaudi