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Un grupo de valientes individuos está rompiendo el silencio sobre el trauma experimentado en la comunidad LGBTQ, compartiendo sus historias de transformación y encuentro con Jesucristo. Sus testimonios, marcados por una honestidad descarnada y llenos de gracia, desafían la narrativa cultural predominante que minimiza las cicatrices emocionales dejadas por las experiencias de desviación sexual.
Estas voces emergentes, que prefieren mantener su anonimato por respeto a su privacidad, relatan años de dolor oculto que encontró sanación a través de la misericordia divina. Sus historias no buscan condenar, sino ofrecer esperanza y un camino hacia la recuperación para aquellos que atraviesan situaciones similares.
«No importa tu pasado, el perdón de Cristo es real y Su amor restaura lo que se ha perdido», comparte uno de los testimonios más impactantes. Esta declaración resume el mensaje central de una iniciativa que está ganando terreno en comunidades religiosas y grupos de apoyo en todo el país.
La iniciativa ha generado un movimiento de solidaridad y apoyo, con personas de diferentes trasfondos uniéndose para compartir sus propias experiencias de transformación. Este fenómeno demuestra que las historias de cambio personal y encuentro con la fe resuenan profundamente en diversos sectores de la sociedad.
La Iglesia Católica, por su parte, mantiene una posición clara sobre la sexualidad humana, enfatizando la dignidad inherente de cada persona y la llamada universal a la santidad. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que las personas con tendencias homosexuales «deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza» (CCC 2358), pero distingue entre ésta y los actos específicos que son contrarios a su dignidad y al plan divino para la sexualidad humana.
Fuente: More than a ‘Pride’ flag: These souls chose the CROSS