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La creciente preocupación por el impacto psicosocial en personas concebidas mediante donación de esperma ha llevado a varios países de la Unión Europea a impulsar una iniciativa para regular esta práctica. Seis naciones europeas ya respaldan una propuesta que busca establecer límites al número de hijos que puede engendrar cada donante.
La resolución, presentada por ministros de Suecia y Bélgica, cuenta con el apoyo de Francia, Hungría, Países Bajos y España. El ministro de salud belga, Frank Vandenbroucke, enfatizó la urgencia de establecer estándares comunes:
«Necesitamos desesperadamente una cuota europea respaldada por un registro de la UE para garantizar una implementación adecuada. Es inaceptable que los niños o padres tengan que descubrir a través de pruebas genéticas que podrían tener 70 o más medio hermanos en Europa o incluso globalmente. Esto es poco ético y constituye un factor de riesgo».
La situación actual permite que los donantes puedan engendrar cientos o incluso miles de niños, ya que la industria de la fertilidad opera sin controles efectivos. Aunque algunos países han implementado restricciones, como el Reino Unido que limita a 10 familias por donante dentro de su territorio, estas regulaciones son fácilmente eludibles mediante la exportación de esperma a otros países.
Los consejos éticos de Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega han expresado seria preocupación por el trauma psicológico resultante de estas prácticas no reguladas. En una declaración conjunta, señalaron:
«Existe una clara diferencia entre tener medio hermanos en seis familias versus 75, o tener 12 en lugar de 100 descendientes buscando contacto durante la vida de un donante».
Un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard reveló que el 62% de los niños concebidos mediante tecnologías de donación consideran que estas prácticas son poco éticas e inmorales. Un testimonio publicado en Anonymous Us refleja este sentimiento:
«Soy un ser humano, sin embargo, fui concebido con una técnica que tuvo sus orígenes en la cría de animales. Lo peor de todo es que los granjeros mantuvieron mejores registros de la genealogía de su ganado que las clínicas de reproducción asistida… ¿cómo pudieron los médicos, juramentados a ‘primero no hacer daño’, crear un sistema donde ahora enfrento el dolor y la pérdida de mi propia identidad y herencia?».
La industria de la fertilidad ha sido criticada por priorizar los deseos de los futuros padres sobre el bienestar de los niños. Se han documentado casos preocupantes, como donantes que han transmitido variantes genéticas causantes de cáncer a cientos de descendientes. Además, la falta de controles de seguridad ha permitido que personas con antecedentes cuestionables accedan a estos servicios sin las verificaciones que sí se exigen en procesos de adopción.
Para que una ley sea implementada en toda la UE, debe ser propuesta por la Comisión Europea. Los partidarios de establecer límites sugieren que esto podría lograrse actualizando la regulación de la UE sobre sustancias de origen humano, aunque por ahora, la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria parece limitarse a «crear conciencia» sobre el tema.
Posición de la Iglesia Católica: La Iglesia se opone a la donación de esperma por considerar que separa el acto procreativo del contexto del matrimonio y puede conducir a situaciones que atentan contra la dignidad de la persona humana. El Magisterio sostiene que estas técnicas constituyen una instrumentalización del cuerpo humano y pueden crear conflictos de identidad en los niños concebidos por estos medios.
Fuente: European Union nations call for stricter limits on sperm donation