Un amigo muy cercano a Brad Pitt reveló recientemente al diario británico The Sun que el actor había decido poner su vida «en orden», quiere adelgazar, comer de forma más saludable y dejar el alcohol. Ahora que está soltero, «quiere hacer cosas que antes era incapaz de hacer».
Uno de esas cosas es no tener relaciones sexuales por un año, hasta que supere la ruptura con Angelina Jolie, con quien tiene 6 hijos y cuyo divorcio está en trámite actualmente. Uno de los puntos centrales de la batalla legal entre la pareja está en la custodia de sus hijos y la regulación de visitas, frente a las cuales Jolie ha presentado fuertes restricciones, limitando el tiempo que los hijos tienen para compartir con su padre Brad.
Aunque tal decisión, de ser verdad, sería bastante comprensible y saludable, ha despertado alguna polémica, incluso algo de indignación en medios dedicados a la farándula como Gossip Cop, que aseguró que era falso e insensato. Otros medios lo han tomado a chiste, e incluso la revista Glamour lo presentó como una «muy mala noticia».
Todo esto evidencia el grado de sexualización de la cultura contemporánea, que llega hasta el punto de escandalizarse con la abstinencia sexual.
El actor ya había reconocido que tenía problemas de alcohol y que eso tuvo que ver con los conflictos de pareja previos al divorcio. Y aunque el año pasado había anunciado que lo dejó por completo, Jolie ha seguido utilizando esos antecedentes para argumentar que sus hijos no estarían seguros con él.
Jolie rechazó una propuesta de divorcio por 330 millones de dólares que le hizo Pitt para facilitar un acuerdo sobre custodia y la regulación de visitas de los hijos.
El proceso de divorcio que comenzó en septiembre de 2016, cuando se separó la pareja, tiene hasta el 31 de diciembre de 2018 como plazo máximo para que el juez defina lo concerniente al divorcio y los asuntos relacionados con los hijos.
