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En su nuevo ensayo «The Age of Incomplete Religions«, el profesor de teoría política de la Universidad de Georgetown, Joshua Mitchell, ofrece una perspicaz explicación de por qué los conservadores estadounidenses se han mostrado incapaces de contrarrestar el avance del movimiento “woke” en las instituciones del país.
Mitchell argumenta que el fenómeno “woke” opera como una “religión incompleta”, un sistema de creencias que, al igual que el cristianismo, entiende al ser humano en términos de pureza e impureza, víctima inocente y victimario culpable. Pero a diferencia del cristianismo, que ofrece redención y perdón, el “wokeismo” sólo conoce la condena y el castigo de los impuros. De ahí su carácter sanguinario.
Los conservadores han fracasado en enfrentar esta religión incompleta porque no comprenden la lógica del “tercer tipo de deuda” en la que se basa: la deuda espiritual entre puros e impuros que solo puede saldarse con la purga de estos últimos. Enfrascados en debates sobre la deuda económica y la deuda con la tradición, no aciertan a ver que la política de la identidad opera en el plano cuasi-religioso de la economía espiritual.
De continuar así, vaticina Mitchell, Occidente sólo tiene tres destinos posibles: o bien el colapso bajo el peso de sucesivas religiones incompletas, o bien el olvido nietzscheano de toda noción de culpa y pecado original, o bien -la única salida que vislumbra- un renacimiento del cristianismo capaz de neutralizar el veneno “woke” con el escándalo liberador de la Cruz.
El diagnóstico de Mitchell resulta pertinente. En efecto, gran parte de la derecha sigue empantanada en respuestas tibias o simplementes insuficientes frente a la arrolladora marea identitaria. Urge repolitizar el debate, situándolo justamente en el plano cuasi-teológico que le es propio, para poder ofrecer una alternativa competitiva al credo victimista. Solo así podrá frenarse el totalitarismo “woke” antes de que sea demasiado tarde.
Fuente: The Age of Incomplete Religions | Joshua Mitchell | First Things
