Por: Jorge Luis Molina
La familia se encuentra bajo ataque porque es el pilar fundamental de la sociedad, no solo en el mero hecho que un individuo sin familia es un ser sin función, sino que es además una persona totalmente manipulable.
¿Por qué la familia es un tema de interés político?
La respuesta es amplia, pero podemos dejar un resumen para la total comprensión del lector. En la década de los 60’ en EEUU con un gobierno del Partido Demócrata, se da la llamada “guerra contra la población”. Eso sí, antes ya existían clínicas abortivas, como la red IPPF, lideradas por Margaret Sanger (quien crea “el control de Natalidad” para que las personas negras no se reproduzcan). Hoy, dicha red sigue funcionando con otro nombre, con otro discurso, pero bajo la misma línea: decir quién nace y quién no.
En los 60, de la mano de Lyndon Johnson, se controla la natalidad de una manera más políticamente dirigida desde el Estado. Año 1972: el Congreso Americano por la Comisión de “Futuro para Norte América” resume todo en “niños no deseados no deben ser traídos al mundo”.
Esto sucede cuando nuestra sociedad cristiana estructurada en Occidente, heredada en toda América, no mide ni diferencia la dignidad de las personas. Creemos y compartimos que todo ser humano es digno por el mero hecho de ser una vida humana.
1974: se elabora el informe Kissinger, de Henry Kissinger, quien cumplía el rol de secretario de Estado en los Estados Unidos. En ese documento, él pide reducir la población en países subdesarrollados, haciendo referencia a los países de Sudamérica, por temas como el desempleo, la inmigración, seguridad y de más. Ya entrando a los años 90, ya no es solo un pedido desde los EE. UU., sino desde la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Conferencia de la ONU de 1994 en El Cairo: “Todos los estados están obligados a la legalización del aborto hasta 2015”. Esta fue una idea de tinte atroz (que más adelante veremos no se llega a cumplir por los valores y conciencia de las personas) implementada de manera preventiva en 1995. Apenas un año después, pero en Pekín, se imponen temas con una mirada de ideología de género.
En la actualidad, ud., señor lector, ¿cuántas veces ha visto que colectivos feministas y LGTB (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) tienen un vínculo fuerte en nuestra sociedad?
Ante aquella resistencia de la gente que acabamos de mencionar, es que la ONU alarga el trabajo y apunta ya no a 2015, sino a otros 15 años más con aquello que vendrá a ser la Agenda 2030. Y por si algún Estado vuelve a poner resistencia, habrá que pasar por encima de su soberanía, como nos muestra el ejemplo de Guatemala que, el año 2022, se declara la “capital provida de Iberoamérica”, y es la ONU quien le exige retroceder sus políticas, mientras el organismo financiaba a colectivos feministas y capacitaciones de “salud sexual y reproductiva”.
La destrucción de la familia es tema de las aulas académicas, es parte de los medios de comunicación, y más fuerte aún, de una sociedad cada vez más idiotizada.
Hoy, ya no se ve la reproducción como un hecho natural, biológico, parte fundamental de todo ser humano. Ya no se da a los jóvenes una mascota para adquirir responsabilidad de cuidado. Más al contrario: hoy se observa una generación que sustituye un hijo por un perro. La de hoy es una sociedad adolescente perdida en la modernidad, creyendo que salvará el mundo, cuando su máxima fuente de información es un vídeo de TikTok que no debe superar los 2 minutos. De ser así, ya no es visible porque, como todo adolescente, la sociedad que adolece de esto quiere todo al instante y de manera resumida. ¿No suena esto parecido a un montón de personas que se alegra porque con el ChatGPT todo es “más rápido”, así su cerebro funcione cada vez menos?
Cuando se menciona el «adolescentrismo» no nos referimos a una parte de la sociedad con un promedio de edad en común, sino a casi una gran mayoría de la gente que tiene ideas puestas, pero en lo individual carece de ideales. Es más fácil, para realizar tu análisis, sumergirte en algún programa de Netflix antes que crear un estudio propio. Hoy, los padres perdieron el sentido de la naturaleza humana muchas veces, pidiendo a sus hijos tener un bebé a los 40, en nombre de un “disfrute” que conlleva casi a un extremo de dar la vuelta al mundo y hablar 10 idiomas antes de tener una familia, como si esto fuera sinónimo de perjuicio.
La familia es nuestra fuente de fuerzas vitales, nuestro lugar de protección, nuestro vínculo a ser seres sociales con valores principios y convicciones. Como vemos, es todo aquello que a un estado totalitario no le conviene. Pero por sobre todo esto, la familia tiene un pilar fundamental que fue la base de la sociedad de Occidente, y es la Cristiandad; para nosotros, nuestro espíritu en comunidad. Para los políticos de izquierda, un punto a destruir.
En un mundo cada vez más perverso, la familia es un refugio de toda persona conservadora, no como línea de un partido político, sino como actitud indispensable en todo hombre de bien.