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Un nuevo informe del think tank Civitas ha sacudido los cimientos de la confianza pública en el sistema policial británico, revelando patrones preocupantes de parcialidad en la aplicación de la ley según la identidad de los ciudadanos. El documento, titulado «Los múltiples niveles de la justicia británica: cuando la política identitaria y las causas progresistas triunfan sobre la imparcialidad policial«, fue publicado el 7 de julio por el investigador Hardeep Singh.
La investigación expone cómo la policía británica, tradicionalmente considerada un modelo de imparcialidad, está respondiendo de manera diferenciada a delitos, protestas y disturbios dependiendo de la identidad étnica o religiosa de los grupos involucrados. Singh analiza detalladamente incidentes recientes en Birmingham, Bristol y Harehills (Leeds), así como la gestión policial de los carnavales de Notting Hill y las manifestaciones pro-palestinas.
Un aspecto particularmente controvertido destacado en el informe es el uso de los llamados «incidentes de odio no delictivos» (NCHIs, por sus siglas en inglés). Estos registros policiales, que han atraído la atención de medios como The Sun, pueden tener graves consecuencias para los individuos a pesar de no constituir infracciones legales. Esta práctica ha generado un intenso debate sobre los límites entre la protección de grupos considerados ‘vulnerables’ y la libertad de expresión.
La percepción pública de un sistema judicial de dos niveles se intensificó significativamente tras la gestión gubernamental de los disturbios posteriores a los asesinatos de Southport en 2024. Mientras las autoridades desestimaron estas preocupaciones calificándolas como teorías conspirativas de la derecha, el informe de Singh proporciona evidencia sustancial que respalda las sospechas de muchos británicos sobre un trato diferencial sistemático.
El documento presenta un análisis exhaustivo de casos específicos que demuestran disparidades en la respuesta policial. Por ejemplo, examina cómo las fuerzas del orden han manejado de manera notablemente diferente protestas de similar magnitud, pero organizadas por distintos grupos étnicos o religiosos. Esta inconsistencia en la aplicación de la ley ha erosionado la confianza pública en las instituciones policiales.
La investigación también aborda el impacto de la corrección política y las presiones sociales en la toma de decisiones policiales. Singh argumenta que el temor a ser acusados de prejuicios o discriminación ha llevado a algunos oficiales a aplicar diferentes estándares según la identidad de los involucrados, comprometiendo así el principio fundamental de igualdad ante la ley.
El informe ha generado un intenso debate en la sociedad británica sobre la necesidad de vigilar las prácticas policiales para garantizar un trato verdaderamente equitativo. Diversos expertos en derecho y seguridad pública han señalado que las conclusiones del estudio plantean serias preguntas sobre la integridad del sistema judicial británico y la necesidad de establecer protocolos más claros y uniformes.
La publicación de este informe coincide con un momento de creciente tensión social en Reino Unido, donde las discusiones sobre raza, religión e ‘identidad’ ocupan un lugar central en el debate público. Las revelaciones de Singh sugieren que estas tensiones han permeado incluso en instituciones que deberían mantenerse estrictamente imparciales.
Fuente: Policing by Identity: Report Slams Two-Tier Justice in Britain