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La Iglesia Católica reconocerá la heroicidad y el martirio de Mária Magdolna Bódi, una joven húngara que entregó su vida defendiendo su pureza durante la ocupación soviética de su país. La ceremonia de beatificación será presidida por el Cardenal Péter Erdő, Arzobispo de Esztergom-Budapest, el próximo 26 de abril.
Nacida el 8 de agosto de 1921 en la localidad de Szigliget, Hungría, Mária creció en medio de circunstancias familiares adversas marcadas por la extrema pobreza. Su padre, un veterano de guerra sin documentación, no pudo contraer matrimonio con su madre ni por la Iglesia ni por lo civil, lo que resultó en que tanto ella como sus hermanos Gyula y János fueran registrados como hijos ilegítimos, llevando el apellido de su progenitor, quien era conocido por su ateísmo y problemas con el alcohol.
A pesar del ambiente familiar poco propicio, Mária encontró en su madre y en las clases de religión de la escuela local el camino hacia una profunda vida espiritual. Su fe se manifestó en una intensa vida sacramental y un marcado compromiso apostólico, destacándose por su dedicación a los más necesitados, especialmente ancianos y pobres de su comunidad.
Un momento decisivo en su formación espiritual ocurrió en 1935, cuando conoció al padre István Androsits, quien se convirtió en su director espiritual. Bajo su guía, Mária profundizó en su conocimiento teológico a través de numerosos libros religiosos que el sacerdote le facilitaba.
A los 17 años, durante una misión nacional en Balatonfűzfő, Mária descubrió su vocación religiosa. Sin embargo, la situación irregular de sus padres le impidió ser admitida en cualquier congregación religiosa. Esta circunstancia no disminuyó su fervor espiritual y, durante un retiro el 26 de octubre de 1941, realizó un voto privado de castidad perpetua, consagrándose a Cristo Rey.
El destino de Mária quedó sellado el 23 de marzo de 1945, cuando las tropas soviéticas llegaron a su pueblo. Un soldado ruso la forzó a seguirlo hasta un búnker con la intención de abusar de ella. En un acto de valentía y defensa de su pureza, Mária se resistió hiriendo al agresor con unas tijeras. El militar respondió disparándole seis veces.
Las últimas palabras de la joven mártir, pronunciadas después del segundo disparo, fueron una conmovedora súplica mientras elevaba sus brazos al cielo: «¡Señor, mi Rey, llévame contigo!». En ese momento final, sostenía su Rosario en las manos, testimonio de su inquebrantable fe hasta el último aliento.
El sacrificio de Mária tuvo un impacto profundo en su familia. Dos semanas después de su muerte, sus padres, beneficiándose de las concesiones especiales otorgadas por la Santa Sede debido al estado de sitio, finalmente pudieron contraer matrimonio por la Iglesia, iniciando una auténtica vida de fe.
La beatificación de Mária Magdolna Bódi representa un testimonio extraordinario de virtud heroica y fidelidad a los valores cristianos en tiempos de adversidad. Su historia se suma a la de otros mártires que han dado su vida en defensa de la pureza y la fe católica, convirtiéndose en un ejemplo inspirador para las nuevas generaciones de fieles.
Fuente: Mária Magdolna Bódi, la jóven que murió defendiendo la castidad y que pronto será beatificada