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El presidente de Italia, Sergio Mattarella, firmó el pasado 4 de noviembre la ley que convierte la maternidad subrogada en un «delito universal». Esta norma, que modifica el artículo 12 de la ley 40 de 2004, será publicada en la Gaceta Oficial el próximo lunes 18 de noviembre.
La nueva legislación prohíbe la práctica de la gestación subrogada no sólo en Italia, donde ya era ilegal, sino también en el extranjero. De esta forma, aquellos países donde sí está permitida, la maternidad subrogada pasa a considerarse para los ciudadanos italianos un delito, sancionado con penas de prisión de entre 3 meses a 2 años y multas de entre 600 mil a 1 millón de euros.
El objetivo es evitar que las parejas italianas viajen a otros países a contratar vientres de alquiler, una práctica que en Italia se considera una forma de «mercantilización» de embriones humanos. La maternidad subrogada atenta contra la dignidad de las mujeres y los niños.
Sus detractores dicen que limita la «libertad reproductiva», y aluden a situaciones complejas cuando estas familias regresen a Italia con los bebés nacidos por subrogación en el extranjero, intentando regular la práctica para supuestamente «proteger los derechos de todas las partes involucradas», en lugar de prohibirla. Pero así es como han mantenido y extendido el aborto.
La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha manifestado su apoyo a la nueva legislación, que califica como «un avance en la promoción de la dignidad de la vida y la familia«. La doctrina católica condena la maternidad subrogada por considerarla una forma de explotación de las mujeres y una mercantilización de la gestación humana.
Según la CEI, «los niños tienen el derecho a nacer de un acto de amor entre sus padres» y la subrogación viola este principio al separar la concepción gestacional, tratando el embarazo como una prestación de servicios.
Fuente: Maternità surrogata «reato universale»: Mattarella ha firmato la legge