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El escándalo de Bétharram, que lleva el nombre de una escuela católica en el sur de Francia donde los alumnos fueron víctimas durante décadas de terribles abusos –violencia sexual, física y psicológica–, está envenenando la vida política del primer ministro François Bayrou. Como nativo de la región y habiendo enviado a sus propios hijos a esta institución, su posición se ha visto severamente comprometida tras una investigación parlamentaria que ha debilitado su narrativa de desconocimiento total de los hechos.
Según se afirma, Notre-Dame de Bétharram, una reconocida escuela católica en el departamento de Pyrénées-Atlantiques, fue durante décadas escenario de actos de violencia y abusos sexuales contra los menores que asistían al centro, perpetrados por sacerdotes y miembros del personal docente. Los primeros casos judiciales se remontan a la década de 1990, cuando el Padre Pierre Silviet-Carricart, ex director del centro, fue acusado de violación y agresión sexual a menores. El caso se cerró tras el suicidio del sacerdote en 2000.
A principios de 2025, el caso volvió a la actualidad después de que dos periódicos de izquierda, Mediapart y Libération, señalaran la responsabilidad del Primer Ministro François Bayrou en el encubrimiento del escándalo. Según sus investigaciones, Bayrou había intervenido ante el juez instructor a favor del Padre Carricart.
La magnitud del escándalo se hace evidente en las más de 250 denuncias presentadas por víctimas que reportan violencia y abusos, algunos de extrema gravedad, ocurridos principalmente en la década de 1990 pero que continuaron hasta finales de 2010. Algunos casos se remontan incluso a períodos anteriores, lo que sugiere una impunidad que causó sufrimiento a cientos de niños durante generaciones.
Un giro dramático en el caso involucra a la propia hija de Bayrou, quien también fue víctima de violencia en la institución. En la primavera de 2025, publicó su testimonio en un libro editado por Alain Esquerre, ex alumno que organizó el principal colectivo de víctimas. Su testimonio afirma que nunca informó a su padre sobre los abusos en su momento.
La comisión parlamentaria de investigación establecida para esclarecer los hechos presentó conclusiones divergentes a través de sus dos relatores. Uno de ellos señala claramente que François Bayrou mintió al alegar ignorancia, cuestionando específicamente por qué solicitó una inspección académica en Bétharram en 1996, cuando ocupaba el estratégico cargo de ministro de educación nacional. El otro relator sugiere una «responsabilidad colectiva» en la negación de las atrocidades, postura que evidentemente protege al primer ministro.
El punto de inflexión llegó el 15 de mayo, cuando durante una audiencia, Bayrou admitió haber mentido a los parlamentarios al afirmar que no tenía conocimiento de la violencia perpetrada en Bétharram. Esta confesión ha sacudido el panorama político francés y ha puesto en evidencia las graves deficiencias en la protección de menores en instituciones educativas.
El caso Bétharram representa uno de los mayores escándalos que involucran a una institución educativa católica en Francia. Sin embargo, no es un caso aislado. Numerosas instituciones, tanto privadas como públicas, han sido escenario de abusos infantiles, aunque no reciben la misma atención mediática al no ser católicas o no estar involucradas figuras políticas de alto perfil.
La Iglesia Católica mantiene una posición clara respecto al abuso de menores: es un crimen grave que atenta contra la dignidad humana y viola los principios fundamentales de la fe cristiana. El Vaticano ha establecido protocolos estrictos para la prevención y denuncia de estos casos, enfatizando la responsabilidad de las instituciones educativas católicas en la protección integral de los menores bajo su cuidado.
Fuente: French Parliamentary Report Confirms Prime Minister’s Blindness to School Abuses