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La muerte por eutanasia de un hombre canadiense tras desarrollar graves úlceras por presión debido a negligencia médica ha desatado una investigación pública y renovado el debate sobre el programa de «Asistencia Médica para Morir» (MAiD) en Canadá.
Normand Meunier, de 66 años y tetrapléjico, falleció en marzo de 2023 después de que el Hospital Saint-Jérôme en Quebec lo dejara sobre una camilla sin proporcionarle un colchón especial que distribuiría el peso de manera uniforme. Esta negligencia resultó en el desarrollo de severas úlceras por presión que dejaron expuestos músculo y hueso.
«No quiero ser una carga. De cualquier manera, las opiniones médicas dicen que no seré una carga por mucho tiempo; como dicen los viejos, es mejor irse», declaró Meunier a Radio Canadá el día antes de su muerte.
Su viuda, Sylvie Brosseau, describió los últimos días como «un horror». «Era horrible. No tenía glúteos. No quedaba nada», relató a los periodistas, calificando al sistema como «totalmente negligente». Brosseau señaló la falta de comunicación entre diferentes partes del sistema de salud como un factor crucial en las fallas de atención que llevaron a su esposo a solicitar el suicidio asistido.
Walter Zelaya, presidente de Moëlle Épinière et Motricité Québec, organización que aboga por personas con lesiones medulares, enfatizó que «hay muertes que ocurren y no deberían ocurrir, porque tenemos todo lo necesario para tratar a estas personas. Tenemos la experiencia, pero a menudo nos falta coordinación».
La situación de Meunier no fue un caso aislado. Después de quedar tetrapléjico en 2022, sus visitas al hospital se volvieron frecuentes debido a infecciones recurrentes. «Cada vez teníamos que pedir el colchón especial que nunca llegaba. Era una batalla constante», relató su esposa, quien incluso fue amenazada con prohibirle la entrada al hospital.
Steven Laperrière, director general del Regroupement des Activistes Pour L’Inclusion au Québec (RAPLIQ), expresó su preocupación: «Se está convirtiendo en una alternativa a la atención digna, y los números se dispararán». Agregó que Meunier «probablemente estaría vivo hoy» si el personal hubiera actuado profesionalmente.
El caso recuerda al de Jean Truchon, quien padecía parálisis cerebral y fue figura clave en la expansión de la legislación sobre eutanasia en Canadá. En un correo electrónico de 2016, Truchon sugirió que podría no haber deseado morir si hubiera tenido acceso a mejor atención domiciliaria.
La situación ha generado advertencias para el Reino Unido, donde se debate la Ley de Adultos con Enfermedades Terminales. Gregory Stafford, miembro del Comité Selecto de Salud y Asistencia Social, advirtió sobre el riesgo de crear «una presión silenciosa e insidiosa sobre los pacientes que se sienten una carga».
Catherine Robinson, portavoz de Right To Life UK, concluyó:
«El trágico caso de Normand Meunier destaca el efecto perjudicial inevitable que la opción del suicidio asistido tiene tanto en los pacientes como en los servicios de salud en general. Ante la atención médica inadecuada que causa sufrimiento adicional, la respuesta nunca debería ser ofrecer la muerte».