Un estudio de la Universidad de Berna, en Suiza, ha revelado que aquellos que participan en el activismo de extrema izquierda son más propensos a exhibir rasgos de personalidad narcisistas y tendencias psicopáticas.
Los investigadores Alex Bertrams y Ann Krispenz descubrieron que muchos activistas no creen en lo que pretenden defender, y simplemente están utilizando la causa para apuntalar su propia superioridad moral percibida y su posición social.
En una entrevista con PsyPost, Bertrams y Krispenz explican que los narcisistas se sienten atraídos por respaldar la agresión antijerárquica de la izquierda a través del principio del vehículo del ego oscuro, que afirma que el activismo puede usarse «como un vehículo para satisfacer sus propias necesidades centradas en el ego en lugar de apuntar realmente a la justicia social y la igualdad«.
«En particular», argumentaron,
«ciertas formas de activismo podrían proporcionarles oportunidades para una autopresentación positiva y muestras de superioridad moral, para ganar estatus social, para dominar a otros y para participar en conflictos sociales y agresión para satisfacer su necesidad de búsqueda de emociones».
Se aseguraron de señalar que «la participación en el activismo político (violento) no es atribuible únicamente a la orientación política, sino más bien a los rasgos de personalidad que se manifiestan en individuos de la izquierda y la derecha (radicales) del espectro político». Esencialmente, los narcisistas tienden a gravitar hacia cualquier lado «que parezca más oportuno para ellos dada una situación específica».
Bertrams y Krispenz lamentaron el hecho de que, si bien ha habido una investigación exhaustiva sobre el autoritarismo de derecha, falta literatura sobre sus contrapartes de izquierda.
La pareja ha completado una serie de estudios sobre el activismo de izquierda, incluido uno que argumentaba que aquellos que participaban en protestas LGBTQ eran más propensos a exhibir un narcisismo patológico, que puede describirse como «un sentido exagerado de singularidad, inmodestia y un deseo de grandes elogios por parte de los demás«.
Señalaron que «la explotación (por ejemplo, ‘puedo hacer que cualquiera crea lo que quiera’)» era un gran atractivo, ya que podía dar a los participantes un sentimiento de superioridad.
Si quieres recibir noticias de actualidad sobre la Cultura de la Vida, te invitamos a seguirnos en nuestro CANAL DE TELEGRAM haciendo clic AQUÍ.
