Entre la religión y la superstición

“Los grupos en los que se manifiestan dones, carismas y milagros, han contribuido a que nuestra religión se convierta para muchos en superstición. La invitación a un encuentro que hable de santidad no atrae, y es precisamente esa la esencia de nuestra fe: llegar a la santidad para tener plenitud de vida eterna con Dios; pero un certamen que hable de sanación interior o física, un retiro en el que se pongan las emociones a flor de piel, atrae a miles de personas”.