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Una de las mayores clínicas de fertilidad de los Países Bajos, el Medisch Centrum Kinderwens (MCK) de Leiderdorp, ha estado violando sistemáticamente las directrices nacionales sobre reproducción asistida durante más de una década. Entre 2006 y 2017, la institución utilizó el esperma de 36 donantes muy por encima del límite legal establecido, afectando a más de 1.200 niños y 900 madres.
La actual dirección del MCK ha reconocido las infracciones, aunque atribuye estas prácticas irregulares a sus predecesores. Según argumentan, la política se implementó debido a la escasez de donantes, la alta demanda de madres potenciales y el deseo de que los hermanos compartieran el mismo donante biológico.
La legislación holandesa estableció en 1992 un límite de 25 hijos por donante con dos objetivos fundamentales: minimizar el riesgo de relaciones involuntarias entre medio hermanos y garantizar que los donantes pudieran mantener un contacto razonable con su descendencia. Sin embargo, el MCK implementó una interpretación distorsionada de la norma, haciendo firmar a los donantes contratos para donar a 25 familias diferentes, lo que multiplicó significativamente el número de nacimientos. Algunos donantes llegaron a engendrar hasta 50 hijos tanto en Países Bajos como en el extranjero.
La fundación Donorkind, organización que brinda apoyo a personas nacidas por donación de gametos, ha calificado sin ambages estas prácticas como «tráfico criminal de niños». Un portavoz de la asociación declaró:
«Los padres potenciales fueron tratados como clientes que pagan, los donantes como materias primas y los niños como productos».
Este no es un caso aislado en los Países Bajos. En noviembre pasado, el Hospital Universitario de Leiden (LUMC) reveló que 440 personas tenían más de 25 medio hermanos debido a problemas administrativos en su banco de esperma. En ese caso, nueve donantes superaron el límite legal, con un caso extremo de 86 hijos de un mismo donante.
La situación también es preocupante en Suiza, donde un donante no puede engendrar más de ocho hijos. Sin embargo, según la Oficina Federal del Registro Civil (OFEC), hace 15 años ya había 55 donantes que habían superado este límite, afectando entre 500 y 700 niños nacidos entre 2001 y 2011. La falta de base legal para el control efectivo ha impedido que estas infracciones sean perseguidas adecuadamente.
El mercado global de donación de esperma se ha convertido en un negocio multimillonario, con un volumen estimado de 5.000 millones de dólares y un crecimiento anual del 5%. Bancos internacionales como el European Sperm Bank pueden ofrecer el mismo donante hasta 75 familias, cobrando tarifas adicionales por «exclusividad».
La comercialización de la reproducción asistida plantea serios dilemas éticos y prácticos. El caso del donante holandés Jonathan Jacob Meijer, quien presuntamente engendró cientos de niños y fue judicialmente obligado a cesar sus donaciones en abril de 2023, ejemplifica los riesgos de un sistema sin controles efectivos.
El gobierno suizo está considerando centralizar el control del cumplimiento de las normas sobre donación de esperma a través del registro de donantes de la OFEC, en un intento por frenar la mercantilización de este sector y prevenir las consecuencias sociales y psicológicas que estas prácticas pueden tener en las generaciones futuras.