Si quieres recibir noticias de actualidad sobre la Cultura de la Vida, te invitamos a seguirnos en nuestro CANAL DE TELEGRAM haciendo clic AQUÍ.
Las escuelas británicas están experimentando un fenómeno estadístico alarmante que merece un análisis detallado. Según cifras oficiales, las suspensiones escolares por comportamiento racista se han duplicado en los últimos tres años, pasando de 7.400 casos en 2021 a más de 15.000 en 2024. Lo más sorprendente es que cerca de 2.500 de estos incidentes ocurrieron en escuelas primarias, involucrando a niños menores de 11 años, incluyendo casos en preescolar con alumnos de apenas cuatro o cinco años.
Esta clara muestra y tendencia estadística inquieta sobre la interpretación y clasificación de estos comportamientos en el entorno educativo. Los expertos señalan que resulta muy poco probable que niños de tan corta edad, que apenas están aprendiendo habilidades básicas como colorear dentro de las líneas o usar tijeras seguras, puedan desarrollar ideologías de odio complejas o comprender realmente el significado de términos discriminatorios.
Un análisis más profundo revela casos documentados por el Daily Mail que ilustran la naturaleza de estos incidentes. Por ejemplo, se registró como comportamiento racista cuando un niño de cinco años comentó que el cabello de un compañero se veía «diferente», o cuando otro describió el color de piel de alguien como «chocolate». Un experto en educación y ex director escolar confirmó al periódico que muchos de estos registros se realizan principalmente como medida preventiva para proteger a la institución, aunque los incidentes sean esencialmente inofensivos.
La situación se extiende más allá del presunto racismo. Datos del Departamento de Educación revelaron que un niño de tres o cuatro años fue expulsado de la guardería por «abuso contra la orientación sexual y la identidad de género». Durante el año académico 2022-23, 94 alumnos de primaria fueron suspendidos o expulsados por razones similares, catalogadas como comportamiento homofóbico o transfóbico.
El asunto se torna más preocupante cuando estas situaciones trascienden el ámbito escolar. The Times reveló que la policía ha estado registrando Incidentes de Odio No Criminales (NCHI) contra menores. Un caso notable involucró a un niño de nueve años que fue incluido en la base de datos NCHI por llamar «retrasado» a un compañero. Dos estudiantes de secundaria fueron acusadas de incidentes de odio no criminales por decir que otra alumna olía «como pescado».
Aunque estos registros no se tratan como delitos reales, pueden aparecer en verificaciones de antecedentes mejoradas, potencialmente afectando las perspectivas profesionales futuras de estos jóvenes. Lo más preocupante es que muchos «perpetradores» ni siquiera son conscientes de que tienen un NCHI registrado en su contra.
El sistema educativo británico enfrenta críticas adicionales por su enfoque en la educación. Se señala que los estudiantes reciben información cuestionable, desde afirmaciones sobre la construcción de Stonehenge hasta teorías sobre la demografía histórica de Gran Bretaña. Hasta hace poco, también se impartían lecciones de educación sexual inapropiadas, incluyendo la enseñanza de identidad de género como hecho establecido.
Este enfoque no está logrando su objetivo de crear niños más amables, inteligentes o tolerantes. Por el contrario, la amenaza de ser etiquetados como racistas o transfóbicos por cuestionar ciertas ideologías podría estar creando una generación con dificultades para socializar y pensar críticamente.